· Es importante llevar a cabo este proceso para
trabajar en la reconstrucción del proyecto de vida, dijo Verónica Córdova
Martínez
Aun cuando han
transcurrido más de 18 meses de que se retomaron las actividades presenciales,
un sector de adolescentes y jóvenes manifiestan síntomas depresivos a consecuencia,
entre otros factores, del confinamiento por la COVID-19, expuso Verónica
Córdova Martínez, integrante del Espacio de Orientación y Atención Psicológica
(ESPORA Psicológica) de la UNAM.
Con
la pandemia se perdió parte del vínculo social en la adolescencia y hay que
ayudar a rehabilitarlo. Algunos jóvenes tienen miedo a relacionarse porque las
pautas de comportamiento en ellas y ellos se modificaron, indicó.
Al
dictar la conferencia “Depresión, ¿síntoma en la juventud actual? Abordajes en
la clínica”, convocada por la Comisión de Equidad de la Facultad de Ciencias
(FC), enfatizó que los ideales como el afecto, entre otras sensaciones, cuando
se vienen abajo causan decepción y aparecen los autorreproches y autocríticas.
“Todas
las vivencias son significativas, no se olvidan, y es hasta después cuando las
vamos tramitando y procesando”, explicó.
En
el caso de la adolescencia, apuntó, hay además un duelo por el cuerpo porque
cambia, ya no son niñas, ni niños; aumentan las libertades, pero también las
responsabilidades.
De
manera general, agregó, se modifican las experiencias de vínculo social, porque
permea el miedo a crecer y se presentan problemas de adaptación.
La
egresada de la Facultad de Psicología de la UNAM señaló que es importante
rehabilitar el vínculo social en esta etapa, para trabajar en la reconstrucción
del proyecto de vida.
“Esto
es sumamente importante, porque las estimaciones vislumbran que, en el año
2030, la depresión puede ser nuestro primer estado de salud mental. La
depresión no te define como persona, no será para siempre, por ello hay que
resignificar los traumas para que no se reediten una y otra vez en la adultez”,
destacó.
No
hay que desestimar que el regreso a la presencialidad para algunas y algunos
jóvenes y adolescentes ha sido complejo, se mezclaron las etapas de vida. “Hay
quienes terminaron la primaria con clases virtuales, a distancia, e ingresaron
a la secundaria presencialmente con cambios en sus cuerpos, lo mismo para los
estudiantes de bachillerato hacia la universidad. Debemos tener paciencia, fue
un impacto muy grande, por lo que hay que rehabilitar primero el vínculo con la
familia, acompañarlos, o hacerlo en otros espacios seguros para ellas y ellos”.
Algunas
manifestaciones probables indican que adolescentes y jóvenes requieren algún
tipo de atención porque constantemente se sienten ofendidos o manifiestan
humildad exagerada, lo que constituye una fantasía; existe desprecio hacia las
demás personas e incluso ilusiones de inferioridad.
“Se
relaciona también la agresión y la depresión, y se presenta la denominada
‘agresividad defensiva’, porque esa situación o actitud le da una sensación de
valía hacia los demás, por eso se dice que depresión y agresión van de la mano.
La depresión no solo se manifiesta con tristeza o llanto, sino con agresión,
impulsividad, o conductas de riesgo”, finalizó.
FUENTE: UNAM