·
La
percepción de un incremento de sismos es errónea; están dentro de los límites
esperados. Se sugiere mantener la calma: Luis Antonio Domínguez Ramírez
A pesar de que podría
parecer que se están produciendo más sismos en la Ciudad de México (CDMX) que
en años anteriores, Luis Antonio Domínguez Ramírez, doctor del Instituto de
Geofísica de la UNAM, ha instado a los residentes a mantener la calma. Desde el
año 2000, el Servicio Sismológico Nacional ha registrado al menos 266
microsismos con epicentro en la capital mexicana, la mayoría de ellos
imperceptibles para la población. Asimismo, apuntó que, en comparación con
2022, la cantidad de microsismos hasta la fecha se mantiene dentro de los límites
esperados.
“Es
comprensible que pensemos que hay más sismos en la CDMX debido a la frecuencia
con la que se están produciendo, pero es una cuestión de percepción. Cada año
se registran varios microsismos, que siempre han ocurrido”, señaló el
especialista en modelación de propagación de ondas sísmicas.
Domínguez Ramírez descartó que el acelerado crecimiento inmobiliario en la
capital tenga algo que ver con estos microsismos, aclarando que no es un factor
contribuyente. “Es un tema bastante debatido porque, en diferentes partes del
mundo, los investigadores han observado que no es así. Sin embargo, hay casos
excepcionales, como la construcción de la presa de las Tres Gargantas en China,
que posiblemente activó fallas previamente inactivas. Pero la idea de que este
tipo de actividad influya directamente es inusual”, explicó.
Según una investigación publicada en The Guardian, existen
actividades humanas que provocan sismos como la minería, la extracción de
energía geotérmica, el llenado de un embalse con agua, la inyección de residuos
líquidos, la inyección de fluidos generados por el fracking y
las propias actividades y métodos convencionales de extracción de gas y
petróleo. Sin embargo, no se ha demostrado que la edificación de viviendas
tenga un impacto en estos movimientos telúricos.
Es importante tener en cuenta que la CDMX está construida sobre un antiguo
sedimento lacustre, por lo que el constante hundimiento debido a los suelos
blandos en la mayor parte de la capital ejerce presión sobre las fallas
mencionadas, provocando sismos breves pero perceptibles, dada la densa
población.
En este sentido, el experto de la UNAM puntualizó que estos microsismos se han
sentido intensos “porque en los suelos blandos, el movimiento producido por un
sismo es mayor. Otro factor importante a considerar es la distancia al
epicentro y la profundidad”. A partir de esta explicación, el sismo ocurrido el
10 de mayo en Magdalena Contreras fue percibido como muy intenso por algunos
ciudadanos, “dada su proximidad al lugar de origen y su poca profundidad”.
No existe ninguna nueva falla
En la capital del país existen reportadas numerosas fallas geológicas por
ejemplo: las Falla Mixhuca, Santa Catarina, Xochimilco y Contreras entre otras.
La ciudad se encuentra situada en una región volcánico-tectónica que es
propensa a producir sismos.
No obstante, tras el terremoto del 19 de septiembre de 2017, con epicentro en
Axochiapan, Morelos, y el terremoto del 19 de septiembre de 2022, con epicentro
en Coalcomán, Michoacán, “no se ha registrado la aparición de nuevas fallas”,
señaló el geofísico.
¿Por qué la alerta sísmica no se activa en estos casos?
Los frecuentes microsismos en la CDMX han llevado a la población a cuestionarse
por qué la alerta sísmica no se activa con estos eventos. Luis Antonio
Domínguez Ramírez indicó que esto se debe principalmente a dos factores
relacionados con el diseño de esta red de alertamiento.
Los microsismos no activan la alerta sísmica porque su magnitud es menor al
umbral de 6; el que tuvimos el 10 de mayo fue de magnitud 3.0, por lo que el
primer requisito no se cumple. En segundo lugar, la alerta está diseñada para
detectar sismos que ocurren en la región sísmica más activa del país: la zona
de subducción de la Placa de Cocos y la Placa de Norteamérica, ubicada a lo
largo de la costa de los estados de Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero,
Oaxaca y Puebla. Estas dos razones explican por qué no se activa la alerta en
estos casos, abundó.
Prevenir y concienciar
Aunque las probabilidades de un sismo de gran magnitud con epicentro en la
capital del país son bajas, no pueden descartarse. En 1912, en el municipio de
Acambay, Estado de México, se produjo un sismo de magnitud 6.9 que causó la
muerte de 140 personas y provocó graves daños estructurales en los edificios.
“El evento de 1912 fue similar a lo que ocurrió en Puebla en 2017. Ambos fueron
terremotos intraplaca, que como su nombre indica, son aquellos que ocurren
dentro de una placa tectónica. Son muy raros, pero su capacidad de destrucción
es devastadora. No podemos descartar ese tipo de escenario en la Ciudad de
México. El hecho de que la mayoría de los sismos que nos afectan provengan de
la costa no significa que no pueda ocurrir uno de gran magnitud con epicentro
aquí en la capital”, concluyó.
FUENTE: UNAM