La
cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM) en
Texcoco no fue un capricho de Presidente López Obrador, sino el resultado de un
proceso de análisis que inauguró un «nuevo paradigma» bajo principios
de honestidad, eficiencia y austeridad, asegura el ex Secretario de
Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, en su libro La
cancelación. El pecado original de AMLO de la editorial Grijalbo.
Son 366 páginas que compendian los informes ya presentados sobre la mega obra
cancelada por López Obrador, sobre quien el ingeniero que renunció a la SCT en
protesta por la entrega de los puertos marinos a los militares no se ahorra
elogios: «para él no hay imposibles si trata de lograr las mejores
condiciones para el País», apunta.
Jiménez Espriú asegura que no tiene remordimiento ni busca justificarse. Incluso
se dice orgulloso de la cancelación pues dice que soportaron las presiones de
todos los intereses, «unos legítimos y otros no tanto», si bien no
menciona ninguna presión ilegítima.
Sobre el subtítulo apenas se menciona en la presentación de los 20 capítulos,
con prólogo de su hijo Javier Jiménez Gutiérrez, y anexos, aunque luego no
retoma el tema.
«(La cancelación) ha resultado ser el sello, ‘el estigma’, el punto de
partida, en suma, ‘el pecado original’, que inaugura una nueva forma de hacer
política, la cual orienta las políticas públicas en beneficio de los intereses
nacionales y el bienestar de la población», sostiene.
Sus razones son el aumento de 169 mil millones de pesos proyectados para las
dos fases del proyecto, a 300 mil millones según sus cálculos tan sólo para la
primera; un avance del 20 por ciento hasta 2018, el financiamiento únicamente
con recursos públicos, la asignación directa del 76 por ciento de los
contratos, las afectaciones ambientales y el hecho de que era «un proyecto
faraónico, ostentoso».
«El ingeniero, y muy particularmente el funcionario público, debe de ser,
primero, un ser sensible al dolor de la pobreza», expone el académico de
84 años. Jiménez Espriú concluye que eran razones para cancelar la obra, aunque
alaba la decisión del Presidente de ponerla a consulta pues la califica como un
«ejercicio inédito de democracia participativa».
De su «anecdotario del baúl de mis recuerdos», apenas da algunos
detalles novedosos.
«Entramos a esto (un Fideicomiso de Inversión en Infraestructura y
Energía, Fibra E)-, porque nos pidieron el financiamiento, y como nos
ofrecieron magníficas condiciones y un interés del 10 por ciento real,
aceptamos, ya que ¿en dónde obtienes un mejor rendimiento», le habría
dicho Carlos Slim en octubre de 2018, cuando además le mostró los croquis de lo
proyectado para el terreno del actual aeropuerto y él pensó que ese interés
explicaba la obsesión y las presiones por el NAIM.
En cambio, sobre la reunión de noviembre de 2018, entre López Obrador y los 15
empresarios que tenían el 90 por ciento de los contratos de la obra
presuntamente llena de corrupción, apenas le dedica dos páginas en el capítulo
«El Pacto de la Alcachofa».
«Los invitó a participar en la construcción de la infraestructura que
promovería su gobierno con eficacia, honestidad y con aspiración legítima de
obtener utilidades razonables», afirma.
Jiménez Espriú insiste, como desde 2019, que la cancelación no fue por la
corrupción, aunque señala ocultamiento del sobre costo general de la obra o el
aumento del costo de la barda perimetral cargo de la Sedena, a quien López
Obrador le entregó la obra del nuevo aeropuerto de Santa Lucía y también el 75
por ciento de las ganancias.
El ex Secretario de Comunicaciones afirma que en febrero de 2021, cuando la
Auditoría Superior fijó en 331 mil 996 millones de pesos el costo de cancelar
el NAIM, 232 por ciento más que lo estimado por López Obrador, él le mandó un
mensaje al Presidente.
«Los datos que le dimos sobre el costo de la cancelación del NAIM son los
correctos. Los de la Auditoría son ‘las cuentas del gran capitán. Estamos a su
disposición», le dijo. Ahí mismo le comentó que estaba escribiendo el
libro. Al día siguiente, afirma, López Obrador aseguró que tenía «otros
datos».