El día
más importante en el mundo del deporte no se cierra al toque mexicano, puesto
que no falta la creatividad, que le da un sabor especial, una identidad
envidiable en el resto del mundo y un colorido tan impresionante que cualquier
evento no es una fiesta completa sin que haya, por lo menos, un mexicano.
Y en un suceso tan extraordinario como el Super Bowl
LVII, esa presencia tricolor es más que fuerte, al estar en prácticamente todos
los frentes posibles. Desde aficionados, trabajadores en todos los niveles e
incluso miembros de los medios de comunicación, el mexicano siempre se las
arregla para aparecer en los mejores lugares.
Una
aventura de por vida para los aficionados
Jesse
Pérez es fanático de Kansas City Chiefs desde niño. Le llamó la atención sus
colores y, de poco a poco, se adentró en la historia. Tras años de
irregularidades, disfruta del gran momento de su equipo y no dejó ir la
posibilidad de ver a su equipo en el escenario más importante del futbol
americano.
“Vengo desde Guadalajara para vivir esta experiencia.
Para todos los aficionados de la NFL que son mexicanos, a pesar de que el
principal deporte que se viven en México es el futbol, para estar aquí nos salió
entre 8 mil y 9 mil dólares, de acuerdo con qué sección necesites”, relató para
MILENIO-La Afición.
“Es un poco caro, pero estoy seguro de que
será una experiencia inolvidable, que incluso
puedes vivir una vez en la vida. Yo invito a todos los que puedan, que vivan
esta experiencia, la cual comienza desde cuatro a cinco días antes del
partido”.
Lola
Olivares vive una experiencia como muy pocos. Ella, originaria de Tijuana y que
llegó de inmigrante a Estados Unidos cuando solo era una bebé de seis meses de
edad, vive en Arizona desde 2013, tras pasar su infancia entre Chicago y Los
Ángeles. Desde 2021, le pone el sazón especial con sus tacos en el State Farm
Stadium, incluso en el Super Bowl LVII.
“¡Mi gente! Yo les prometo que el mejor ambiente está
aquí. Garantizado. Si vienen a Arizona, no olviden visitarnos”, nos dijo cuando
nos vio en el estadio. “Ellos me dijeron que sería parte del Super Bowl. ‘¿Yo?
¿Tijuanense? ¿Inmigrante? ¿Mujer? ¿En el Super Bowl? Es un sueño que todavía
hasta la fecha aún no me la creo… Muchos me dijeron que no iba a poder, por ser
mujer, taquera e inmigrante… y ahora voy a vender tacos en el Super Bowl LVII”,
comentó emocionada cuando la entrevistamos en la semana.
Rolando Cantú, el primer mexicano no pateador en
jugar en la NFL y miembro de la organización de los Arizona Cardinals, sonrió
cuando vio a miembros de la prensa mexicana. Porque no importa qué tan lejos se
esté: siempre es una alegría ver a un compatriota fuera del país, al ser un
reflejo de ese espíritu de lucha que tenemos, nuestro ADN de siempre
trascender.
“Me encanta, la verdad que el recibir a amigos, a la
prensa, en este Super Bowl que ya es una gran tradición para la comunidad de
Arizona. Nos tocaron los mejores equipos, los que llegaron hasta este Super
Bowl. Con dos grandes mariscales de campo como Patrick Mahomes y Jalen Hurts”,
nos aseguró.
Incluso siempre asegura que este estado tiene su
propia mística, al ser el escenario de dos de las mejores ediciones del Super
Bowl (XLII y XLIX), resueltas en prácticamente el último minuto del partido.
“Yo creo que el desierto siempre se presta para que
suceda una jugada que marque la pauta y que marque la historia en el Super
Bowl. ¿Por qué no? Yo creo que lo que está haciendo el equipo de los Eagles
corriendo el balón de manera muy efectiva, han llegado a irse por delante con
dos anotaciones y luego se van comiendo el reloj corriendo la bola”, comentó.
Un pedacito de México llegó al desierto y le dio el toque tricolor.