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Cuando la privacidad queda expuesta en la red
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El mayor riesgo surge cuando compartimos
nuestra ubicación en redes sociales y generamos un patrón
Por: Roberto Gutiérrez Alcalá
CDMX, 8 de febrero de 2023. – Los
datos personales constituyen aquella información que nos pertenece como
individuos y que puede ser usada para identificarnos directa o indirectamente.
Entre ellos están la edad, el domicilio, el número telefónico, el correo
electrónico, la trayectoria académica, laboral o profesional, el patrimonio, el
número de seguridad social y el CURP; pero también, desde hace varios años, los
que se vinculan con el entorno digital de cada uno, como nuestra ubicación
registrada hoy, ayer o la semana pasada por el GPS del celular o, incluso, la
lista de películas vistas en algún streaming.
Debido a que el conjunto de esta
información es en extremo sensible, el segundo párrafo del artículo 16 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala: “Toda persona
tiene derecho a la protección de sus datos personales, al acceso, rectificación
y cancelación de los mismos, así como a manifestar su oposición, en los
términos que fije la ley, la cual establecerá los supuestos de excepción a los
principios que rijan el tratamiento de datos, por razones de seguridad
nacional, disposiciones de orden público, seguridad y salud públicas o para
proteger los derechos de terceros”.
Aunque “este derecho aún es poco
conocido, ha empezado a cobrar relevancia precisamente por la gran cantidad de
información que compartimos en los diferentes dispositivos digitales que
tenemos disponibles: celulares, computadoras, tablets, etcétera. Por lo demás,
todo ente público y privado está obligado a proteger nuestros datos
personales”, indica Arístides Rodrigo Guerrero García, académico de la Facultad
de Derecho de la UNAM y comisionado presidente del Instituto de Transparencia,
Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de
Cuentas de la Ciudad de México (InfoCdMx).
Observados
Cuando ingresamos a una página de
internet para adquirir algún producto, aparece un aviso de privacidad que por
lo general palomeamos sin darnos cuenta de que así podemos estar autorizando a
la empresa vendedora a transmitir nuestros datos personales a otras empresas
con fines publicitarios o de marketing.
O cuando vamos a alguna farmacia
nos pueden ofrecer una tarjeta de lealtad en la que se acumulan puntos para
obtener un descuento en una compra posterior; pero si la aceptamos también
validamos tácitamente que dicha farmacia elabore un historial de los
medicamentos que compramos, y de esta manera detecte qué enfermedades
padecemos, lo cual es otra forma de vulnerar nuestros datos personales.
“Sin embargo, en los tiempos que
corren el mayor riesgo surge cuando compartimos nuestra ubicación en redes sociales
y generamos un patrón gracias al cual alguna persona puede saber cuándo estamos
ausentes de casa, cuál es la ruta que seguimos a diario o a qué escuela
llevamos a nuestros hijos”, agrega Guerrero García.
Higiene
Para mejorar la protección de
nuestros datos personales, el académico universitario cree que es necesario
poner en práctica lo que él denomina una “higiene digital”.
“Así como tenemos el hábito de
bañarnos o lavarnos las manos después de ir al baño o antes de consumir un
alimento, tendríamos que habituarnos a esa higiene, la cual tiene que ver con
la salud mental. Dos pasos fundamentales son: disminuir el tiempo que pasamos
frente al celular (todos los dispositivos móviles cuentan con la función
‘Bienestar digital y controles parentales’, que muestran cuánto tiempo los usas
cada día) y borrar constantemente tanto nuestros historiales de búsqueda, para
evitar que se genere un perfil de nosotros, como el de ubicaciones.”
El Sistema Nacional de
Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales
publicó recientemente la Carta de derechos de la persona en el entorno digital.
“No es un documento legislativo, sino un código de buenas prácticas, porque
nosotros, los comisionados y comisionadas, no tenemos facultades legislativas,
pero sí aquellas que nos permiten emitir normas que sirvan como un primer
elemento para que se piense en una nueva legislación en materia de protección
de datos personales en el entorno digital”, finaliza.
UNA
HERRAMIENTA
Gracias a
los derechos ARCO (Acceso, Rectificación, Cancelación y Oposición), contenidos
en el segundo párrafo del artículo 16 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, podemos tener acceso a nuestros datos personales para
saber en qué se están usando; solicitar una rectificación de ellos en caso de
que resulten incompletos o inexactos; pedir su cancelación por no ajustarse a
las disposiciones aplicables; y manifestar una oposición a usarlos si fueron
obtenidos sin nuestro consentimiento.
Fuente: UNAM