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La
enfermedad es degenerativa y progresiva; hasta el momento es incurable: María
del Carmen Cárdenas Aguayo
CDMX, 2 de febrero
de 2023. – Existen alrededor de 50 millones de casos de demencia en el mundo,
de los cuales 70 por ciento son del tipo alzhéimer. En México, la Federación
Mexicana de Alzheimer considera un millón trescientos mil casos; sin embargo,
podría haber más enfermos, pero quienes los cuidan en casa no lo reportan,
afirmó la titular del Laboratorio de Reprogramación Celular, del Departamento
de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, María del Carmen Cárdenas
Aguayo.
Se ha observado,
comentó, que algunos cambios en el cerebro se podrían manifestar en la retina,
razón por la cual es una región potencial para buscar signos tempranos de esa
enfermedad. “El diagnóstico por la retina es un abordaje muy interesante, y
aunque todavía está en fase experimental, no es algo novedoso porque lleva
varios años en desarrollo”.
Recordemos que es
degenerativa y progresiva, y hasta el momento es incurable. El deterioro
cognitivo ocurre gradualmente en el individuo, puntualizó en entrevista.
La especialista
detalló que en el laboratorio de esa entidad académica se desarrollan métodos
diagnósticos para alzhéimer, basados en la detección de Amiloide beta o de tau
hiperfosforilada. Se buscan voluntarios con una queja subjetiva de la memoria,
con inicio de pérdida de capacidad cognitiva y, previa firma del consentimiento
informado, se les realiza una prueba sencilla para conocer el puntaje
cognitivo, toda vez que en ocasiones las sospechas de tener este padecimiento
pueden ser simplemente por estrés o déficit de atención.
Una enfermera
especializada les toma una muestra de sangre y también les practica un
exfoliado nasal, porque esa región es otro origen de células neuronales. Las
células del neuroepitelio olfatorio son útiles como posible método diagnóstico,
ya que en ellas se puede identificar el Amiloide beta y la proteína tau
hiperfosforilada, precisó la universitaria.
Aunque también
tenemos las imágenes de retina para detectar acúmulos de Amiloide beta, en la
actualidad el diagnóstico por este órgano no se ha desarrollado para encontrar
acúmulos de tau hiperfosforilada. Sería interesante ver si los hay, porque
existe una correlación directa en el incremento de estos acúmulos con la
pérdida de la capacidad cognitiva, a diferencia de los acúmulos de Amiloide
beta, que no se relacionan con el deterioro cognitivo en individuos
aparentemente sanos, dijo la investigadora de la UNAM.
Sólo algunos
pacientes tienen agregados de Almidoide beta. Mientras que, individuos
completamente sanos pueden tener gran acumulación de péptidos de Amiloide beta
en áreas importantes (hipocampo, corteza e incluso retina), pero no presentan
ninguna alteración cognitiva.
En contra parte,
prosiguió, pacientes con problemas cognitivos severos, probablemente
relacionados con una demencia tipo alzhéimer, podrían no tener un depósito
importante de Amiloide beta. Su presencia no siempre se correlaciona con el
deterioro cognitivo, característico de esa enfermedad.
“Pero si se
presentan los dos tipos de lesiones: Marañas neurofibrilares, compuestas por
acúmulos de tau y Placas neuríticas, formadas por depósitos de Amiloide beta,
entonces se confirma el diagnóstico de Alzheimer”, aclaró Cárdenas Aguayo.
Hasta hoy, el único diagnóstico certero para la enfermedad es el post mortem.
En el caso de la
retina, a fin de determinar a tiempo la enfermedad, la investigadora consideró:
“idealmente queremos tener un diagnóstico temprano y certero, para no tener que
esperar a que los síntomas sean muy evidentes o, incluso, el fallecimiento del
paciente para observar su cerebro”.
No obstante,
expresó, en cuanto a la velocidad de desarrollo del padecimiento se debe tomar
en cuenta la reserva cognitiva: Si la persona tiene un buen nivel educativo y
ha fomentado sus capacidades, por ejemplo al aprender otro idioma, elaborar
manualidades o practicar un oficio, ha generado conexiones neurales a lo largo
de su vida, que pueden amortiguar el daño.
Para el correcto
tratamiento es necesario un diagnóstico temprano, y el de la retina parece ser
muy atractivo, de utilidad en las primeras etapas de la enfermedad. Sin
embargo, se tendría que combinar con otros marcadores de imagen o fluidos,
además del seguimiento de las pruebas cognitivas cada tres o seis meses para
observar si hay un deterioro que pueda correlacional con la enfermedad de Alzheimer.
“En mi grupo de
trabajo estamos buscando marcadores tempranos de esta neurodegeneración. Sería
idóneo tener numerosas herramientas diagnósticas, tanto la imagen del cerebro
por resonancia magnética o por tomografía por emisión de positrones, por la retina
y por pruebas de detección de marcadores de la patología en fluidos, como es el plasma o el líquido
cefalorraquídeo, que es el mejor fluido para detectar los biomarcadores”.
Al abundar sobre
la proteína tau, añadió que es esencial para el funcionamiento de las neuronas.
Lo que se correlaciona con el deterioro cognitivo son las alteraciones
patológicas de esta proteína. Los agregados de tau hiperfosforilada estorban el
funcionamiento normal, como el transporte axonal de las neuronas, dando lugar a
una degeneración en la cual van muriendo neuronas, se pierden las conexiones
sinápticas y empiezan los olvidos.
Asimismo, la
pérdida de la memoria, primero la de corto plazo -debido al daño en la región
del hipocampo que es la de aprendizaje y memoria a corto plazo-, y de ahí pasan
conexiones hacia la corteza hasta que la persona, incluso, pierde la memoria a
largo plazo.
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Fuente: UNAM