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Forma parte del
Servicio Solarimétrico Mexicano; revisa los niveles de la capa de ozono desde
Ciudad Universitaria
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El Instituto de
Geofísica es la única estación que mide y reporta internacionalmente el
comportamiento del ozono estratosférico
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Los datos se
envían al World Ozone and Ultraviolet Radiation Data Centre que vigila la salud
de la capa protectora de la Tierra
CDMX,
6 de enero. – La UNAM, a través del Instituto de Geofísica, cuenta con el
Espectrofotómetro Dobson No. 098, único equipo en el país que mide la capa de
ozono estratosférico y reporta directamente sus resultados a la Red Mundial de
Monitoreo de la Capa de Ozono, la cual monitorea la salud del planeta. La
presencia de esta capa protege a la Tierra de la radiación ultravioleta
proveniente del Sol.
Héctor
R. Estévez Pérez, del Servicio Solarimétrico Mexicano, es el encargado de
examinar los niveles de ozono estratosférico. “Somos la única estación en
tierra en México que mide ozono estratosférico y tenemos asignado el número 192
en el Global Atmosphere Watchers”, detalló el experto.
Este
instrumento, refirió el académico, se ubica en el Instituto desde 1974. Hubo
una brecha en las mediciones debido a la falta de personal, las cuales se
retomaron en 2014, cuando se realizó un trabajo de restauración del aparato.
“Con este instrumento, que es un Espectrofotómetro
Dobson, lo que hacemos es hacer mediciones en la columna total –se dice así,
porque si planteamos una circunferencia de un metro de radio y nos extendemos
hasta la estratosfera y logramos comprimir todo ese ozono a una temperatura y
presión estándar, tendríamos toda esta concentración en un grueso de
milímetros, más o menos haciendo un símil-, 300 unidades Dobson corresponderían
aproximadamente a una capa de 3 milímetros, parece poco, pero es lo que nos sirve
como escudo contra la radiación ultravioleta”, explicó el especialista universitario.
Estévez
Pérez agregó que los datos generados en la UNAM se han trabajado en
colaboración con el Servicio Meteorológico Nacional de Argentina, donde la
gente que tenía más experiencia trabajando con los instrumentos me indicaban
cómo, cuándo, dónde, bajo qué condiciones se podían efectuar las mediciones y
test correspondientes del instrumento para evaluar el estado de la óptica.
“Una de las principales características es
que se debe medir cerca del mediodía solar verdadero, el cual varía dependiendo
la época del año y no necesariamente es a las 12:00 hora local; hay ocasiones
que puede ser 12:35 o 12:40, dependiendo de la época del año”, precisó.
Recordó
que los trabajos de Frank Sherwood Rowland y Mario Molina Pasquel y Henríquez
abrieron el camino para proteger la capa de ozono, pues revelaron que los
clorofluorocarbonos o CFC’s -compuestos químicos usados en la refrigeración y
aerosoles- se acumulaban en la atmósfera y dañaban la capa de ozono del
planeta, trabajo que les valió el Premio Nobel de Química en 1995.
Lo
anterior condujo a que en 1987 el mundo comenzara a tomar decisiones
importantes, por lo cual nuestro país se sumó al Protocolo de Montreal -una de
las políticas que ha funcionado en el planeta para protegerlo-, razón por la
cual se efectúa desde hace tiempo el registro y monitoreo de la evolución de la
capa de ozono, actividad en la que día a día ayuda la UNAM gracias a su
Espectrofotómetro Dobson.
“Todo esto se va monitoreando gracias a
mediciones en satélite, en tierra y con observatorios alrededor del mundo. Se
estableció un modelo que hablaba de la recuperación de esta capa, dando el 2050
una tasa de recuperación de la capa a los niveles que se tenían en 1980”,
refirió.
Sin
embargo, recientemente se publicó un artículo en la revista Nature que decía
que se debe establecer una nueva metodología para la evaluación de la
recuperación de la capa de ozono, porque aparecen sustancias que tienen un gran
poder de destrucción, pero poco tiempo de vida en la atmósfera, subrayó.
Una de
las estrategias para dar seguimiento a este proceso, añadió Estévez Pérez, es
el monitoreo constante de la capa de ozono mediante estaciones en tierra y
factores sociales, pues el Estado, en función de los compromisos
internacionales, debe colaborar en esta labor.
“Es muy importante manejar bien tanto las
mediciones satelitales, como en tierra. Tenemos buenos instrumentos y nuestros
datos alimentan los modelos de estudio en varias regiones del mundo, que
revisan no solo los niveles de ozono, sino su interacción con las sustancias
que lo agotan o eliminan”, enfatizó el universitario.
Fuente:
UNAM