Pedro Peñaloza
“Un pueblo habituado durante largo tiempo a un régimen duro
pierde gradualmente la noción
misma de libertad”.
Jonathan Swift
Lo sucedido
recientemente en el Congreso de la Unión describe crudamente a los legisladores
de la mayoría oficialista y a sus compañeros de viaje. Un breve recuento
ayudará para tener una somera anatomía de quienes teóricamente elaboran y
aprueban leyes y cómo se comporta el actual titular del ejecutivo.
1.
Recordemos que López Obrador envió una iniciativa de ley de carácter
constitucional que buscó realizar una cirugía mayor al Instituto Nacional
Electoral (INE), convirtiéndolo en una dependencia al servicio del gobierno y
del partido en el poder, pero fue rechazada por no haber contado con la mayoría
calificada.
2. Al
ser derrotado en sus pretensiones autoritarias, el inquilino de Palacio
Nacional envió otro paquete legislativo denominado propagandísticamente, “plan
B”. El tabasqueño aseguró públicamente que no se iba a trastocar la
constitución. Sin embargo, los ímpetus de venganza motivaron otra propuesta que
vulnera principios constitucionales. Una vez recibido el nuevo texto (de un
poco más de 300 páginas), la mayoría oficialista lo aprobó con sólo 15 horas
después de ser recibida.
3. En
efecto, sin leer suscribieron el envío presidencial. Lo hicieron de manera
atrabiliaria, atropellando todos los procedimientos legislativos: no se turnó a
comisiones y ni siquiera se publicó en la Gaceta Parlamentaria. Festinaron
estruendosamente por ser una eficiente oficialía de partes y la mandaron al
Senado.
4. ¿Cuál
sería la sorpresa que vendría? Lo elogiado por los diputados era una colección
de violaciones a la constitución y un voraz atropello a la operación cotidiana
del INE. Lo más visible, pero no lo único, fue concederle privilegios y
canonjías a sus pequeños aliados para que pudieran sobrevivir en las próximas
contiendas electorales.
5. Para
tratar de ocultar las fechorías de sus compinches, los senadores de la mayoría
“parcharon” los excesos evidentes, pero han dejado otros elementos que
dinamitan al instituto electoral y lo convierten en una instancia débil, sin
capacidad para ser un verdadero árbitro en las próximas contiendas. Conservando
el espíritu desaseado y malicioso de la ley votarán otro dictamen, ahora de 500
páginas, en las próximas horas a menos que suceda algo extraordinario.
Epílogo. Una
duda subyace en este comportamiento colérico del presidente. ¿Por qué si
presumen que el pueblo los apoyará para las próximas elecciones presidenciales
y donde ya tendrán mayoría en el próximo consejo del INE, se presenta este
manotazo despótico? Quizá en Palacio poseen información que no conocemos. Por
lo pronto, asaltaron al INE. Veremos el papel que juega la Suprema Corte.
Tampoco hay mucha esperanza.
@pedro_penaloz