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Depende
de nosotras evitar desarrollar la enfermedad, localizarla a tiempo o curarla:
Leticia Rocha Zavaleta
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El
consumo exagerado de alcohol y el sobrepeso son factores de riesgo, destaca con
motivo del Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama, que se
conmemora el 19 de octubre
En México cada día
mueren 21 mujeres por cáncer de mama y, si se mantiene esta tendencia, para
2040 podrían aumentar a 36 defunciones al día, de acuerdo con proyecciones de
la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma la experta del Instituto de
Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM, Leticia Rocha Zavaleta.
Este tipo de
tumores son la principal causa de fallecimiento de las mexicanas mayores de 30
años. En 2020 se detectaron 29 mil casos y se registraron siete mil 900
muertes, de ellas sólo 58 fueron de varones, agrega la especialista, quien
señala que las cifras muestran la importancia del género en este padecimiento.
Las estadísticas
también revelan que cuando acuden al oncólogo tienen un tumor avanzado y la
respuesta a los tratamientos es menor. Además, evidencian que estamos lejos de
cubrir a la población objetivo para realizarle los estudios de detección como
mastografías.
Las predicciones
de la OMS sobre cómo cambiarían las cifras de los nuevos casos detectados son
de miedo, resalta la integrante del Departamento de Biología Molecular y
Biotecnología del IIBO, y se basan en la facilidad que la población tiene para acceder
a los métodos diagnósticos.
“Si nuestra
tendencia continuara como hasta hoy, para el año 2025 tendríamos 34 mil casos
de este cáncer; para el 2030, 37 mil; y en el año 2040, 45 mil casos. En cuanto
a defunciones tendríamos nueve mil para el 2025; para el 2030 incrementarían a
10 mil 500, y para el 2040 a 13 mil 500 decesos”, destaca con motivo del Día
Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama, que se conmemora el 19 de
octubre.
Por ello, sugiere
que las campañas para realizarse exámenes de diagnósticos no se limiten al mes
de la lucha contra este tipo de padecimiento. “Es responsabilidad de los
sistemas de salud y de educación insistir, a lo largo de todo el año, en que se
hagan estas pruebas”, recalca la investigadora.
Métodos de
prevención
La experta en
cáncer explica que la norma establece que las mujeres mayores de 40 años deben
efectuarse una mastografía al año. En el caso de las mayores de 50, este
estudio se complementa con un ultrasonido mamario a fin de detectar pequeños
crecimientos, incluso en áreas en las que el mastógrafo no puede detectarlas,
por la densidad de la glándula.
Antes de los 40,
precisa, no es recomendable realizar estas pruebas ya que se utilizan
radiaciones a las que no debe exponerse a mujeres más jóvenes.
Sin embargo,
resalta Rocha Zavaleta, la inspección manual es lo indicado para todas las
edades. Deben hacerlo de forma manual para detectar signos de alerta como:
presencia de bolitas, cualquier crecimiento anormal endurecido, endurecimiento
o hundimiento del pezón, enrojecimiento de la piel, comezón, incluso cambios en
su coloración.
“Todas estas son
señales de alarma para acudir al médico, y dependiendo de la edad y de la
densidad de la glándula mamaria se indicará un ultrasonido o bien una
mastografía, si así se requiere”, expone.
La autoexploración
debe llevarse a cabo con cierta frecuencia, por ejemplo, una vez a la semana,
el día que la mujer tenga más tiempo, que esté relajada en su casa, sugiere la
investigadora.
El objetivo es
detectar este cáncer lo más temprano posible, a fin de tener mayor probabilidad
de responder adecuadamente a los tratamientos y curarse.
Desafortunadamente,
insiste la experta, aún una cantidad importante de mujeres en nuestro país no
acceden a los estudios por la lejanía de los hospitales que cuentan con
mastógrafos o ultrasonidos; por su condición socioeconómica y la dificultad de
acceder a las pruebas de manera gratuita.
“Lamentablemente,
hasta el momento no hemos podido desarrollar un ensayo en el que, con una gota
de sangre o una muestra de orina, pudiéramos detectar el cáncer”, añade.
Padecimiento
multifactorial
Rocha Zavaleta
detalla que hay pocos tipos de cáncer cuya causa puede atribuir a un solo
factor, pero no es el caso del de mama, pues esta es una neoplasia multifactorial.
El factor de riesgo de mayor frecuencia es tener más de 50 años, seguido del
genético, es decir, haber tenido en la familia casos de cáncer de mama o de
cáncer de ovario.
“El cáncer
hereditario que puede generar tumor en la glándula mamaria, también lo puede
hacer en el ovario. Entonces hay que tener mucho cuidado cuando hay historia
familiar de estos dos. La probabilidad de que la generación presente y la
futura lo padezca es muy alta, por lo tanto, siempre se le debe hacer conocer a
nuestros médicos”, subraya la investigadora.
El tercer factor
de riesgo es la exposición a las hormonas femeninas llamadas estrógenos; esta
es la razón por la cual padecen más estos tumores que los hombres.
En ese sentido,
las mujeres que empezaron a menstruar antes de los 12 años y aquellas cuya
menopausia se presentó después de los 50, quienes los han tomado como reemplazo
hormonal por más de un año y quienes los usan como anticonceptivos orales por
más de cinco años, tienen más riesgo de cáncer de mama.
De igual forma,
aquellas que no han tenido hijos porque su exposición a los estrógenos es
continua. “Cuando tenemos un hijo la producción de estos se detiene; mientras
lo amamantamos bajan los niveles, pero quienes nunca tuvieron hijos han estado,
podríamos decir, en exposición ininterrumpida a los estrógenos”, asegura Rocha
Zavaleta.
Además, hay
factores externos relacionados con el estilo de vida que favorecen este
padecimiento, como el sobrepeso. La Organización Mundial de la Salud ha
demostrado fehacientemente que se pueden explicar más de 40 por ciento de casos
de cáncer de mama en mujeres mayores de 50 años -que están en la menopausia-
por obesidad.
“En ese grupo de
edad es sumamente riesgoso tener obesidad”, subraya la universitaria al tiempo
de referir también el consumo exagerado de alcohol, en cualquier edad.
“Todas las mujeres
estamos en riesgo. El no desarrollar la enfermedad, encontrarla en un tiempo
adecuado o curarla, depende de nosotras. El conocimiento es definitivamente
nuestra principal herramienta, nuestra mejor arma para poder liberarnos del
azote de esta enfermedad”, insiste la especialista.