- Creador
de una obra dilatada a través del siglo, este 17 de octubre se cumplen 24
años de su deceso.
- Una de
sus grandes pasiones fue el teatro de títeres, la cual dio vida a su pieza
emblemática Comino vence al diablo.
Hace 24 años, el 17 de octubre de
1998, en la Ciudad de México, a las puertas del siglo XXI, falleció el escritor
mexicano Germán List Arzubide, uno de los impulsores del llamado movimiento
estridentista, que en los años veinte del siglo XX apostó por la renovación de
las formas de ver y asumir las artes y los temas sociales en nuestro país.
La Secretaría de Cultura del Gobierno
de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) lo
recuerdan como uno de los pilares de dicho movimiento y uno de los renovadores
de la literatura mexicana. Al momento de su fallecimiento, List Arzubide tenía
100 años de vida y hasta sus últimos días mantuvo firme su postura de acabar
con manifestaciones elitistas y conservadoras que persistían desde comienzos
del siglo.
“Germán List Arzubide nació en 1898
en la ciudad de Puebla y es el decano entre los escritores mexicanos. Tantos
años multiplican el poder de resurrección de un poeta. Generaciones sucesivas
olvidan y recuerdan una obra dilatada a través del siglo (…) List Arzubide se
mantiene en el ámbito estético de su juventud: creación inmóvil que ha visto
rotar a su alrededor los planetas en movimiento de la crítica”, escribió el
ensayista literario Christopher Domínguez Michael.
Fallecido el 17 de octubre de 1998,
List Arzubide fue poeta, narrador, ensayista y dramaturgo, además de profesor
en escuelas preparatorias, en la Normal Superior y en la Universidad Obrera.
Fundó las revistas Vincit, Ser y Horizonte, y
formó parte de los consejos de redacción de Ruta y Tiempo.
En su trayectoria perteneció al grupo
literario Noviembre y a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios
(LEAR); fue miembro fundador de la Academia Mexicana de la Educación y
presidente de la Federación Mexicana de Escritores. En su juventud se unió al
ejército de Venustiano Carranza y combatió la sublevación huertista.
El teatro de títeres también fue una
de las pasiones del escritor, para quien este género era una manera de crear un
pensamiento crítico en el público infantil. Así surgió su obra
emblemática Comino vence al diablo, originalmente escrita para
teatro guiñol y la cual alcanzó gran difusión internacional.
Germán List refería que en la antigua
Unión Soviética había visitado el teatro del Joven Espectador, que tenía una
sección para los niños y en la cual se trabajaba con muñecos. De ese modo
surgió la idea de hacer en México teatro guiñol para el público infantil.
Autor reconocido nacional e
internacionalmente, obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Cultural 1983, la
Medalla de Oro Sandino 1985, Premio Puebla 1986, Premio Rosete Aranda 1994,
la Medalla Bellas Artes 1997, Premio Nacional de Ciencias y Artes en el rubro
de Letras 1997 y doctor honoris causa por la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla (post mortem). Asimismo, fue miembro del
Sistema Nacional de Creadores de Arte como creador emérito.
En su obra destacan: en
crónica, Visión de Venecia (1964); en cuento, El robo
de la mujer de Rubens (1976), Troka, el poderoso (1938)
y Arco iris de cuentos mexicanos (1992); en ensayo, El
movimiento estridentista (1926) y Emiliano Zapata:
¡exaltación! (1927); en poesía, Esquina, poesía estridentista (1925)
y Poemas estridentistas (1986); en teatro, Tres
comedias de teatro infantil, Tres obras de teatro revolucionario y Teatro
guiñol, comedias completas (1997).
Domínguez Michael escribió también:
“Leer los Poemas estridentistas de Germán List Arzubide es
descubrir cómo el tiempo de la historia y el tiempo del lenguaje se entrecruzan
en la ciudad (…) son una estampa bucólica a estas alturas, pastoreo de un poeta
por una ilusión cancelada. List Arzubide es un poeta legible: que su modo ya no
sea el nuestro ratifica su fuerza y su permanencia”.
Para el investigador Víctor Toledo,
“dos luceros iluminan la vida de Germán List Arzubide: la vanguardia poética y
la pasión social, que en realidad son una sola estrella, elección de un solo
destino: el ser revolucionario, ‘el más alto escalón al que puede aspirar un
ser humano’, diría otro guerrero poeta que, como Garcilaso de la Vega, murió
asaltando el cielo”.