Tras las
investigaciones realizadas por la conmoción de la muerte sospechosa de 5
pacientes del Hospital Materno Neonatal de la provincia de Córdoba, la fiscalía
argentina confirmó que dos de los cinco bebés murieron por inyección de potasio
a propósito.
Entre marzo y
julio de este año, el tema surgió a los medios porque alrededor de 14 bebés
recién nacidos fallecieron en el hospital público ubicado a 647 kilómetros al
norte de Buenos Aires. Las hipótesis iban desde una mala praxis y negligencia,
hasta un desconocido virus hospitalario o el homicidio, con rumores de un
asesino serial.
El caso del
hospital causó tanta conmoción que el fiscal Raúl Garzón solicitó la
realización de autopsias a dos de los bebés para esclarecer los motivos y,
sobre todo, dar respuestas a las familias afectadas.
De acuerdo con
los resultados forenses, en los recién nacidos “se detectaron sustancias
tóxicas incompatibles con la vida”, ya que sufrieron “hiperpotasemia por exceso
de potasio” que les fue suministrada de manera intencional y sin ninguna
justificación médica.
Hasta ahora,
una enfermera es la principal sospechosa de un crimen que podría haber
provocado la muerte de hasta 13 bebés sanos, sin patologías previas de ellos ni
de las madres y sin ningún tipo de complicación. La mujer se encuentra
detenida.
Los bebés
tenían cuatro marcas de inyecciones, cuando solo deben tener tres para cumplir
con las vacunas que son obligatorias, lo que se tomó como pista principal. Ese
cuarto pinchazo fue el del potasio que presuntamente les suministró la
enfermera Brenda Aguero, de 27 años.