‘NADA ME VA A DETENER’
Yarek Gayosso
Agencia Reforma
Guadalajara, Jalisco 3 diciembre 2024.- Nuria Diosdado se despide con altos honores de la natación artística después de 29 años de carrera deportiva.
En entrevista con Grupo REFORMA, la jalisciense platica sobre el proceso que vivió para tomar esta decisión desde los Juegos Olímpicos de París 2024, donde nadó por última vez, en la misma alberca donde meses antes se había colgado la medalla de oro en la Copa del Mundo.
Un proceso de despedida que ha llevado acompañada de su familia, misma que estuvo con ella en los momentos más difíciles de su carrera, incluso cuando pensó en el retiro después del dopaje y luego de los Juegos Olímpicos de Tokio, donde pasó por un proceso de depresión.
Nuria es una carta abierta que responde con franqueza, cualidad que siempre la caracterizó a lo largo de su historia, que comenzó a los 5 años.
– ¿Qué significado tiene la carta a la natación artística?
Es el final de un ciclo, pero el inicio de otro. Todo lo que inicia concluye de una manera, pero para abrir puertas a otra etapa. Entonces quiero agradecer a toda la gente que ha estado conmigo en estos 29 años de carrera, desde los 5 años que empecé, y sobre todo los últimos 19 en la Selección Nacional. Darle las gracias a todo lo que ha sido y lo que seguirá siendo, porque creo que nunca dejas de ser algo. Yo creo que nunca dejaré de ser Nuria, la atleta, la sirena, y nunca podré desprenderme ni quisiera quitar ese nombre en mí. Entonces, es sólo una transición en mi vida.
– ¿Cómo fue el camino para llegar a esta decisión?
Es fácil llegar a una decisión como esta cuando lo tienes bien meditado, cuando estás verdaderamente plena en lo que hiciste. Yo, en París, estaba plena con mi rutina, con mi desempeño. Creo que en todas las competencias previas sentía que me faltaba algo, que le faltaba algo a Nuria o a la natación artística en México. Y hoy, por primera vez después de los Juegos Olímpicos, pude meditar y decir: ‘di todo lo que podía dar, dimos todo como equipo, creo que es momento de partir’.
Siempre he dicho que el retiro tiene que llegar después de unas vacaciones (que ya las tuve), después de una competencia donde te lleva a tu máximo nivel (que ya la tuve). Y después de estos tres meses tras París, en los que me he podido relajar, donde no he tocado una alberca, no he sentido más que gratitud y plenitud por todo lo que viví, y tengo la certeza y la seguridad de que quiero darle un cambio a mi vida, de que me siento lista para colgar el traje de baño.
Así es como lo veo: lo veo como un momento de celebración y, sobre todo, de mucha convicción. Como cada paso que he dado en mi carrera deportiva, me siento convencida de que este es el momento para cerrar este tiempo.
– ¿Cómo fue ese momento a solas?
Para mí, ha sido un proceso que he trabajado desde hace mucho tiempo. Ya lo tenía meditado desde antes y no quería que fuera algo que me hiciera sentir triste, ni que fuera un momento que me hiciera dudar. Entonces, aunque claro que lo voy a vivir y lo estoy viviendo con nostalgia, lo vivo más con emoción, con ilusión de lo que viene. Con mucha incertidumbre también, de decir: ‘¿qué sigue para mí?’.
Es saber darle un fin a algo para que lo que tenga que llegar, llegue de la mejor manera. Me siento bendecida, afortunada por las horas, los viajes, por no sentir dolor, por irme completa, sin una sola cirugía después de tantos años de carrera. Eso me hace saber que tuve una carrera maravillosa, extraordinaria. Empujé la liga lo más que pude y nunca sentí que me tuve que haber ido antes. Hoy siento que es el momento de irme, y me siento convencida, me siento afortunada.
– ¿Cómo fueron los días siguientes a la decisión?
Fueron meses de pensarlo. Evidentemente no tenía la decisión al 100% hasta que no terminara París, pero mi diálogo interno siempre había sido: «¿sí o todavía no?». Y ahora que terminé París, nunca dudé. Desde el momento en que terminé de competir recuerdo voltear a ver la alberca, a mis compañeras, incluso en esa última rutina con Joana (Jiménez), abrazarla dentro del agua, y es cuando sabes que ahí se termina.
Hace 19 años llegué a la Selección pensando que sería por meses, si acaso un año, y tal vez para unos Juegos Olímpicos. Pero nunca cuatro. Nunca 19 años. Nunca récord centroamericano de medallas. Nunca volver a unos Juegos Olímpicos como equipo.
– ¿Qué recuerdas cuando llegaste con Paty Villa en la niñez?
Ella venía de ser olímpica, y yo me acuerdo que era como algo inalcanzable. O sea, conocer los Juegos Olímpicos por medio de ella era increíble, pero qué difícil estar ahí y ser ella.
Era muy estricta. Ella me forjó y nos dio, a todas las nadadoras de ese momento, una estructura, porque conocíamos el deporte, pero no lo hacíamos a un nivel competitivo. Entonces, con 6 y 7 años, ella nos dio las bases.
Recuerdo que nadie apostaba por mí, ni siquiera yo. La verdad es que fui una principiante por mucho tiempo y no pasaba de nivel. Entonces, las expectativas no eran para nada altas conmigo; todo fue siendo sorpresa.
– ¿Habla de lealtad que las mismas personas han estado a tu lado?
Les digo que gracias por todo el trabajo que han hecho, porque cada uno, en su labor, en su área, en su rubro, me dio las herramientas y me da para seguir creciendo todos los días. Desde la parte de relaciones públicas, mi agencia que me ha ayudado a posicionarme; mi esposo, que me ha ayudado a mantenerme en estos últimos ocho años, que han sido los más difíciles.
Es una despedida también para ellos y un homenaje para ellos, porque han sido mi roca y mis consejeros principales, quienes me han ayudado en los días más oscuros a salir adelante y a celebrar los días más brillantes. Sin ellos esto no sería posible. Y, obviamente, a todo mi equipo: mi equipo multidisciplinario, mis entrenadoras, mis compañeras, que hicieron de esta carrera algo espectacular, porque esas medallas no las gané sola; ellas han sido parte de cada una de ellas.
– ¿Pensaste antes en el retiro?
Tuve varios momentos. Yo creo que el principal fue el dopaje, cuando por algunos días decía: ‘¿Cómo voy a salir de esta? ¿Cómo voy a retomar las competencias después de un año de castigo?’.
El siguiente fue quizás cuando terminé Tokio y no sabía si llegaría a París. Mi mayor miedo era no llegar, y tuve depresión, una alopecia muy fuerte, y tuve que luchar con una indecisión propia de decir: ‘Puedo, quiero, pero tengo miedo de hacer un ciclo a París’.
Esa lucha interna ha sido de los momentos más duros conmigo misma: terminar de entrenar, llegar a mi casa, llorar y no poder subir porque ya no tenía cómo ponerle cara. Pero también hubo ese momento en el que decidí llegar a París, se lo comuniqué a todo mi equipo, y todos dijeron: ‘Pues nos subimos al barco y seguimos adelante’.
Luego llegas a momentos que te hacen saber que eres una persona sumamente privilegiada porque eres de ese porcentaje mínimo que logra decirse olímpico. En mi caso, cuatro veces olímpica, lo cual se vuelve aún más mínimo a nivel mundial. Me agradezco por haber aguantado y por nunca haberme rendido.
– ¿De la Nuria de Londres a la Nuria de París?
La Nuria del 2012 tenía las expectativas solo en participar. No iba por un lugar; no se imaginaba que México pudiera ser primer lugar mundial. Entonces, era como competir por competir, por el orgullo de estar, y nada más.
A la Nuria de París la veo con una fe completa en que México puede hacer grandes cosas, que ya fuimos número uno del mundo, que somos referente y que no hay imposibles. A cualquiera que se nos presentó, nosotros le dimos la vuelta y vimos el «cómo sí».
Veo una Nuria capaz. Estoy segura de que lo que me toque vivir de aquí en adelante seguramente será difícil en muchos momentos, pero nada me va a detener.
– ¿Cómo le das la noticia a tus compañeras?
Hay quien termina de competir y lo menciona. Yo viví París sin decirlo, porque tampoco lo tenía claro. Es algo interno. No quería poner mi trabajo para que mis compañeras sintieran que tenían que hacer la rutina de su vida.
No quería que hubiera ninguna distracción. Dije: ‘Lo voy a vivir como si fuera una competencia más, en donde doy todo de mí, pero sin la necesidad de tener que vivirlo como la última’. Quería hacer de ese momento el mejor que pudiera, y después sabría si fue o no la última rutina.
En Cancún tuvimos la oportunidad de viajar solamente el equipo después de París, y ahí lo platicamos. Obviamente lo viven con nostalgia.
– ¿Dónde te verán?
En todos lados. Yo no desaparezco. Voy a seguir aprendiendo. Sobre todo en este momento, he posicionado mucho más la parte de mis conferencias. Incluso ya son dos las que estoy presentando, y me gusta mucho. Es una parte que me encanta compartir, que también es una forma de trabajo para mí. He encontrado una vía increíble de no separarme del deporte, de no olvidar mis experiencias deportivas y poderlas transmitir a otro tipo de gente: a veces empresas, a veces institutos del deporte, a veces corporativos.
Siempre hay gente que quiere conocer una historia y que se va muy motivada escuchando la mía. Por el momento seguiré posicionando eso, viendo cómo puedo transicionar también, incluyendo la parte de la imagen pública.
Me encantaría poder hacer imagen pública deportiva, hacer un proyecto que apoye a los deportistas. Hoy que ya voy a poder hablar de un retiro, poder incorporar esa parte de acompañamiento. Yo ya lo viví, lo estoy viviendo.
– «Gracias a la vida» fue una de las canciones que interpretaste. Utilizando esta canción, ¿a qué le das gracias?
A todo lo que construí, a todos los años que pude estar aquí, a los días de entrenamiento donde creí que ya no salía caminando del entrenamiento y salí corriendo porque siempre pude más.
Incluso le doy gracias por los momentos difíciles. Le doy gracias por todos los obstáculos que me hicieron crecer y que me enseñaron muchísimo de quién iba a ser en la vida.