Ante la titánica labor que supone la investigación
arqueológica subacuática en el vasto sistema de ríos, cuevas, cenotes y
rejolladas en la Península de Yucatán, autoridades del INAH tendrían que
proponer cambiar el trazo del Tramo 5 Sur del Tren Maya.
Así lo sugiere el espeleólogo Octavio del Río, a propósito de los 58 posibles
sitios paleontológicos y arqueológicos subacuáticos que se encuentran en dicho
tramo, y que la responsable de la Oficina de la Península de Yucatán de la
Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, Helena Barba, ha asegurado
que se revisarán uno por uno.
«Realmente no hay tiempo para poder hacer una
investigación adecuada, metodológicamente puntual, sistemática en estos
lugares. Además de que no tienen la experiencia, no tienen las capacidades ni
el personal, ni los recursos humanos para poder hacer este tipo de
exploraciones en estos lugares», opina en entrevista telefónica Del Río,
arquitecto con una especialidad en arqueología subacuática por la Escuela
Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
«Hay que hacer varias inmersiones dentro de estos sistemas, muchos de
ellos todavía desconocidos, y buscar en todos los recovecos en que pudiera
haber por ahí algún tipo de vestigio. No es darle la palomita y descartarlo
porque ‘Ya lo buceé y lo vi’. No, requiere de muchísimo tiempo», remarca
el precursor de la investigación arqueológica en cenotes y cuevas sumergidas.
REFORMA publicó este domingo las dificultades que estos 58 posibles sitios
paleontológicos y arqueológicos subacuáticos suman para el polémico Tramo 5 Sur
del Tren Maya, de Playa del Carmen a Tulum, cuyas obras fueron detenidas por un
juez federal por motivos medioambientales.
Mientras Barba, encargada del patrimonio subacuático de toda la Península, ha
sostenido que su equipo realizará un recorrido por todos estos puntos, con la
obligación inmediata de registrar cualquier hallazgo para que el INAH asuma la
protección del lugar, para Del Río tendría que bastar con el historial de
vestigios mayas y del ser humano temprano encontrados hasta ahora para brindar
seguridad a priori.
«Lo que se debería de hacer es, desde ya, con estos antecedentes que hay,
decirlo claramente: No es prudente poner en riesgo estos vestigios. El INAH
tiene todos los elementos para detener el trazo por ahí, por arriba de estos
sistemas subterráneos. Queda muchísimo todavía ahí adentro.
«En los dos años que le queda a la Administración, en el año y medio que
pretenden acabar el Tren Maya, seguro hay mucho riesgo que se va a correr. No
es lógico, no es coherente; tiene una gran responsabilidad la Subdirección de
Arqueología Subacuática en detener esto antes de que suceda, antes de que se
pierda», clama Del Río, quien lideró al equipo que descubrió los restos
óseos del fósil denominado Eva de Naharon en el año 2000.
Para dicho hallazgo, realizado en el cenote Naharon a 367.48 metros adentro, el
espeleólogo recuerda que fueron necesarios 18 meses de prospección por el
sistema de cuevas inundadas de Ox Bel Ha, y luego tres años de recolección más
otras labores de registro y análisis.
Trabajos que se prolongarían aún más, pues apenas hace unos años se logró la
reconstrucción facial del que es considerado el fósil humano más antiguo de
América, con 13 mil 700 años de antigüedad.
«Es decir, llevamos 20 años investigando un solo sitio en específico»,
subraya Del Río.
«No alcanzaría una vida realmente para poder llegar a comprender, entender
o investigar todos estos recursos que hay ahí abajo», agrega al referir
que, de mil 650 kilómetros subacuáticos hasta ahora explorados en la región, se
calcula que es apenas el 10 por ciento.
OBSERVA ACTUAR ‘IRRESPONSABLE’
Aunque Helena Barba, Subdirectora de Arqueología Subacuática del INAH, ha
descartado que el paso de las máquinas de construcción en el Tramo 5 del Tren
Maya se haya impuesto al de los arqueólogos, para el espeleólogo Octavio del
Río parece innegable que el apremio político por terminar una de las megaobras
de esta Administración marca la pauta para el análisis de los investigadores.
«Están yo no sé si coludidos, o de alguna forma amagados también, para
poder hablar de una forma tan irresponsable respecto a la labor que se requiere
en investigación arqueológica. Es impresionante», lamenta el experto,
quien además advierte la inestabilidad de las obras ante la activa erosión de
las cuevas subterráneas.
«Yo creo que sí, de alguna forma están influenciados por tener que decir
cosas a veces absurdas como lo están diciendo, que este tipo de investigaciones
las puedan resolver en avanzada, yendo por delante de las máquinas. Y bueno, no
sé cuánto tiempo más les darán, pero las máquinas pasarán y atropellarán esto después
de que ellos hayan estado un par de semanas, un mes antes».