La historia del titiritero Domingo Angola, un africano en la
Nueva España acusado de herejía, le llegó al dramaturgo Jaime Chabaud de una
manera que estima casi providencial.
«Si la mando a pedir a los cielos, no se da», celebra, en el día del
estreno de la obra que gira en torno al personaje, este 9 de junio, en el
Centro Nacional de las Artes.
Domingo Angola, dice Chabaud, es una
pieza teatral que alinea todas las coordenadas que atraviesan su labor como
escritor y la propuesta escénica de la compañía Mulato Teatro.
Para empezar, se trata de un episodio real que obliga a pensar en la historia misma
del teatro mexicano, interés del dramaturgo en algunas de sus obras más
icónicas, como Divino Pastor Góngora y En mexicano se
dice chaquetear.
Luego, realiza un abordaje de la historia soterrada, intencionalmente borrada,
de la africanidad en el actual territorio mexicano, principal propósito de la
compañía que dirige Marisol Castillo.
Y, por si fuera poco, según relata Chabaud en entrevista, la trama ocurre en
Morelos, donde la compañía está afincada, en un centro cultural en Ticumán, y
donde Domingo Angola fue apresado por la Santa Inquisición.
La encargada de hacerle llegar esta historia fue la especialista en teatro
colonial mexicano Maya Ramos Smith, quien, a sabiendas de su interés por la
afrodescendencia, le acercó una serie de transcripciones de documentos
originales de la Santa Inquisición que resguarda el Archivo General de la
Nación.
Es ahí donde Chabaud encontró la historia del protagonista, quien fue
denunciado en Cuernavaca, en el Convento de San Francisco, y a quien se le abre
un proceso en Tepoztlán y se le apresa, finalmente, en 1621.
«Un titiritero que es acusado de herejía por hacer hablar ‘palitos
inanimados’. Ahí ya ves la mala leche de los inquisidores, porque ése es el
oficio de un titiritero, pero también por hablar con serpientes, que eso sí ya
es de Satanás», resume Chabaud.
Ya en el terreno de la ficción, el dramaturgo urde una historia de celos que
lleva a que una mulata de la compañía de títeres del protagonista termine por
denunciarlo, lo que pone en marcha el proceso en su contra.
Esto, sin embargo, no hace más que evidenciar el racismo añejo que todavía
persiste.
«Es una puesta en escena súper ágil, súper divertida, que está, por un
lado, atravesada por esta historia de celos y de pasión en medio, pero, para
hablarnos de la africanidad, del ‘teatro dentro del teatro’ y de cómo seguimos
siendo un país racista», expone el dramaturgo.
«Somos un país profundamente racista pese a los avances que hay. Y bueno,
ahora el reconocimiento que hay a la afromexicanidad, fíjate qué curioso, es un
reconocimiento que se da casi dos siglos después de consumada la Independencia
de México», abunda.
Con una temporada que va del 9 al 12 de junio, la obra se vale de la profesión
del protagonista, interpretado por la actriz venezolana afrodescendiente Simona
Chirinos, para llevar títeres en escena y, con ellos, presentar un sainete
(pieza de teatro musical breve) de la época.
La obra también utiliza canto, adivinación en vivo, lenguaje reminiscente a la
Colonia y una lámpara maravillosa; ésta última, antecedente de las
diapositivas, que se usa como una licencia de la producción, pues no
corresponde a la época.
«Marisol (Castillo, la directora) va entremezclando estas escenas de los
títeres y de los hallazgos de Domingo Angola, con esta historia de persecución
inquisitorial», ahonda Chabaud.
Luego de haber sido llevada por distintos lugares de Morelos, la tierra de
Domingo Angola, el titiritero africano caído en desgracia tendrá su momento en
el Foro de las Artes del Cenart este jueves y viernes a las 20:00 horas; sábado
a las 19:00 y domingo a las 18:00.
«Es una puesta en escena súper juguetona, porque tiene mucha ironía»,
promete Chabaud al respecto.