La
expansión de las organizaciones criminales en México ha dejado a doctores y
otros trabajadores de la salud atrapados en la violencia, y ha creado una grave
escasez de médicos en zonas donde los peligros son más pronunciados.
En Tamaulipas, los médicos son secuestrados para atender a los
criminales heridos en enfrentamientos. En Guerrero, grupos criminales cobran a
las clínicas una extorsión mensual. Y en Zacatecas, paramédicos fueron
asesinados por transportar a miembros de un cártel enemigo a un hospital.
«Un doctor recién graduado tiene miedo de ejercer en áreas rurales»,
dijo a The New York Times el doctor José Luis Pérez Ávalos, director de la
carrera de Medicina en la UAM, Unidad Xochimilco.
En general, el País no tiene escasez de médicos.
Hay 2.4 doctores por cada mil habitantes, según el Inegi. Eso es más que en la
mayoría de los países en América Latina, y poco menos que en EU, que tiene 2.6
doctores por cada mil habitantes.
Pero la creciente inseguridad, junto con los bajos salarios, han llevado a que
los doctores y otros trabajadores de la salud renuncien a sus empleos, dejando
posiciones sin llenar en clínicas desde Tamaulipas y Chihuahua hasta Chiapas y
Oaxaca, advirtieron especialistas.
El Gobierno necesita aumentar los salarios y asegurarse de que los hospitales y
clínicas tengan suministros básicos, agregaron.
El sueldo promedio para un médico general en México es equivalente a apenas
unos 300 mil pesos anuales, y muchos doctores de grandes áreas metropolitanas
ven pocos incentivos para arriesgar sus vidas ejerciendo en regiones asoladas
por la violencia.