Espinoza, un médico general en una zona rural del Estado de
Chihuahua, estaba en casa cuando un hombre armado apareció en su puerta. El
sujeto le dijo que un integrante de una pandilla había resultado gravemente
herido en un tiroteo y necesitaba ayuda inmediata.
No fue la primera vez que a Espinoza se le había ordenado a punta de pistola
brindar asistencia médica. No hay alternativa, por lo que fue a la casa del
hombre herido.
«Te secuestran y tienes que ir», dijo el médico, quien pidió no
revelar su nombre completo ante el temor a represalias.
Médicos y otros trabajadores de la salud están cada vez más atrapados en la
violencia a medida que las organizaciones criminales a lo largo de México
controlan más territorio, creando una grave escasez de médicos en partes del
país donde los peligros son más pronunciados.
En Tamaulipas, los médicos son secuestrados para atender a los criminales
heridos en enfrentamientos. En Guerrero, grupos criminales cobran a las
clínicas médicas una extorsión mensual. Y en Zacatecas, personal médico fue
asesinado por transportar a miembros de un cártel enemigo a un hospital, de
acuerdo con trabajadores de la salud.
La situación se ha vuelto tan grave y la falta de trabajadores de la salud en
algunas áreas tan significativa, que el mes pasado el Gobierno federal anunció
que reclutará a 500 médicos cubanos para ayudar a llenar el vacío en
comunidades pobres.
«Un doctor recién graduado tiene miedo de ejercer en áreas rurales»,
dijo el doctor José Luis Pérez Ávalos, director de estudios de medicina en la
Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco.
«Porque el crimen ha permeado en todos lados». Espinoza dijo que cuando arribó a la casa del integrante del cártel
herido, encontró al hombre sangrando profusamente por una herida de bala en el
brazo. Luego de lograr detener el sangrado, al doctor se le permitió regresar a
casa.
Todos los días, con el fin de visitar a los pacientes, él debe pasar por un
puesto de control en su ciudad natal controlado por narcotraficantes.
«A donde sea que vayamos, nos obligan a bajar del vehículo, y nos
dispararán si quieren», dijo, refiriéndose a él y a sus colegas médicos.
«Necesitamos más protección, más seguridad, pero no lo tenemos».
El aumento vertiginoso de las vacantes laborales para médicos y enfermeras en
áreas rurales por el incremento de la violencia ha provocado falta de acceso a
la salud en algunas de las partes más pobres del País.
Hay alrededor de 50 mil vacantes para personal médico en México, muchas en
zonas empobrecidas, dijo recientemente el Presidente Andrés Manuel López
Obrador, aunque especialistas advierten que el número real podría ser mucho
mayor.
La creciente inseguridad junto con los bajos salarios han llevado a que los
doctores y otros trabajadores de la salud renuncien a sus empleos, dejando
posiciones sin llenar en clínicas desde los estados del norte de Tamaulipas y
Chihuahua hasta los sureños de Chiapas y Oaxaca, según especialistas en salud.
Funcionarios del Gobierno han cuestionado el sentido de responsabilidad
profesional de los doctores que no están dispuestos a trabajar en clínicas
rurales.
«Se olvidan del derecho primordial de un paciente, que es recibir atención
donde sea que estén, y es por eso que tuvimos que recurrir a contratar a
extranjeros», dijo el Secretario de Salud, doctor Jorge Alcocer Varela, en
una reciente conferencia de prensa.
El anuncio de los médicos cubanos provocó la indignación de muchos doctores
mexicanos, quienes apuntaron que el problema no es la falta de médicos o la
falta de voluntad para trabajar en las comunidades rurales, sino las
condiciones que ponen en riesgo sus vidas y en las que cuales deben trabajar.
«Esa fue una decisión ideológica y política», señaló el doctor Germán
Fajardo Dolci, director de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), respecto a la medida de reclutar doctores cubanos.
«No es una decisión técnica, científica o racional desde la perspectiva de
la gestión de un sistema de salud».
De acuerdo con Fajardo Dolci, la seguridad personal es la principal
preocupación de muchos doctores.
El Gobierno recientemente lanzó un sitio web enlistando más de 13 mil puestos
médicos vacantes, muchos en áreas con violencia.
Especialistas en salud señalan que el Gobierno necesita aumentar los salarios y
asegurarse de que los hospitales y clínicas tengan suministros básicos.
Fajardo Dolci apuntó que los puestos en áreas rurales normalmente son contratos
temporales mal pagados.
El salario promedio para un médico general en México es equivalente a apenas 15
mil dólares al año, y muchos doctores de grandes áreas metropolitanas ven pocos
incentivos para arriesgar sus vidas ejerciendo en regiones asoladas por la
violencia.
Pese a los peligros, algunos médicos -incluido Espinoza, quien creció en la
sierra de Chihuahua- están comprometidos a quedarse.
«Es muy peligroso», dijo, «pero amo mi profesión».