HACE VIBRAR CAFÉ TACVBA EL AUDITORIO CON SHOW ACÚSTICO

HACE VIBRAR CAFÉ TACVBA EL AUDITORIO CON SHOW ACÚSTICO

Con orquesta, con banda o meramente acústico, Café Tacvba movió a su voluntad almas y gargantas de 10 mil seguidores que llenaron este jueves el primero de sus cuatro conciertos en el Auditorio Nacional.

El reloj marcaba las 20:43 cuando sonó la guitarra acústica de Joselo Rangel con los acordes de «María», para abrir el espectáculo. Mayor nostalgia, imposible.

Fieles a ellos desde hace más de décadas, los fans del cuarteto corearon «Diente de León» y «Trópico de Cáncer», mientras Rubén Albarrán, vocalista del grupo, se iba despojando del jorongo con que salió al inicio.

Eso sí, mantuvo todo el tiempo su sombrero de paja. Sobre tripiés al suelo, varios focos daban una luz tenue al escenario. En los teclados, Meme, y en el contrabajo, Quique.

«El Ciclón», «Bar Tacuba», «Las Flores» y «Chica Banda» llenaron el corazón de quienes añoraban los clásicos.

Luego le pusieron un toque distinto a su sonido. Banda sinaloense hizo acto de presencia al acompañarlos en «Muerte Chiquita» y «Olita de Altamar».

Llegó el turno de la orquesta, que se ubicó al fondo del escenario. Las trompetas cedieron su lugar a los violines para amenizar «El Aparato», «Las Batallas» y «Rarotonga».

«Mediodía» sirvió para calmar los cuerpos agitados y al mismo tiempo rendirle homenaje a los organilleros capitalinos, pues uno de sus representantes toca en este tema al inicio y al cierre.

La audiencia permaneció de pie casi en todo momento, bailando y siguiendo el ritmo que le marcaba el cuarteto.

Y si ya aquello era una fiesta, ¿por qué no unir a todos los músicos? Un saxofón, percusiones, trompeta para hacer cantar a sus fieles, y bailar «tíbiri tábara», con «El Outsider» y «Chilanga Banda».

«El Puñal y el Corazón» fue el cerrojazo tras casi dos horas, con coreografía salsera incluida, para dejar a los presentes con ganas de más.

Fue la primera despedida. Pero claro que los tacvbos volvieron con más.

Meme tomó el micrófono para lucir su voz en «El Espacio», en la versión de Un Segundo MTV Unplugged. Y también en «Eres», su clásico más romántico.

Para este momento, Rubén se había cambiado de vestuario, ahora con una playera negra con un estampado de pechos femeninos. Y para decir adiós ahora sí, «Ojalá que Llueva Café», que la gente coreó al unísono.

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