Guadalupe
y Calvo, México, 27 mayo 2022.- En el corazón del
llamado Triángulo Dorado, un hombre con vestimenta militar y lentes oscuros
ordena detener la marcha de la camioneta.
Porta un arma larga, seis cargadores al pecho y dos radios.
A simple vista pudiera parecer un miembro del Ejército, pero el uniforme lleva
escudos con un número 7 y dos naranjas. Tampoco lleva botas, como los soldados,
sino huaraches. No es soldado.
-«¿A dónde van?», pregunta con voz firme sobre la carretera
Badiraguato-Guadalupe y Calvo, en Sinaloa, a una media hora de La Tuna, cuna
del capo Joaquín «El Chapo» Guzmán.
-«Al evento del Presidente», se le indica ante la mirada atenta de al
menos otros ocho hombres armados, también con indumentaria militar, de
camuflaje.
-«¿Y no traen armas?», pregunta menos enérgico al tiempo que echa un
vistazo rápido al interior de la camioneta para corroborar la versión.
-«No, sólo las cámaras», se le dice.
«¿Y están apagadas?», replica.
-«Sí».
El individuo permite el paso para que la camioneta avance y pueda llegar a
Guadalupe y Calvo, donde el Presidente Andrés Manuel López encabezará un evento
más tarde.
Sin embargo, ordena llevar a un señor de la tercera edad a «Los
Frailes», una comunidad ubicada a unas dos horas del retén, rumbo a
Chihuahua.
«Pásenle, pero se llevan al viejo», demanda, sin decirlo de manera
despectiva.
Mientras la camioneta avanza lentamente, al menos dos de los individuos del
retén levantan la mano y se despiden con un dejo de amabilidad.
Kilómetros adelante, a la altura de La Tuna, se observa a jóvenes armados
vigilando una construcción ubicada sobre la carretera, a un costado de
maquinaria para aplanar caminos.
En la ruta a «Los Frailes», el hombre de la tercera edad comenta que
los hombres armados son «bien buenas gentes» y que siempre lo ayudan
cuando lo necesita.
También cuenta que por esa zona vive la mamá del «Chapo», a quien el
Presidente saludó en 2020 en la misma región.
«Su casa está por allá arriba», expresa con naturalidad mientras bebe
una coca cola en un envase de plástico del mismo refresco, pero cortado a la
mitad.
«Ellos tienen allá un restaurante y hasta comida gratis nos dan»,
agrega el hombre que además carga una bolsa con platos de unicel y otra con
algún vegetal.
El retén de los hombres armados fue montado cerca de la comunidad de
Bacacoragua, a casi dos horas del emblemático arco de la entrada a Badiraguato.
Una camioneta fue atravesada en la carretera para impedir el libre paso de los
vehículos y otras dos fueron estacionadas a los costados, entre ellas una
Cheyenne azul.
La carretera Badiraguato-Guadalupe, que se recorre en unas cinco horas por
territorios dominados por el Cártel de Sinaloa, no tiene ningún tipo de
vigilancia militar o policial.
Esto, a pesar de que es una vía sujeta a trabajos de rehabilitación y
modernización a lo largo de 140 kilómetros, que cruzan la sierra en la zona del
Triángulo Dorado.
La única «vigilancia» es la de hombres armados que recorren la
carretera -en camionetas- portando armas y equipos tácticos similares a los del
Ejército.
-«¿Cuántos retenes encontraste?», se le pregunta a una persona al
llegar a Guadalupe y Calvo, después de que hizo poco más de cinco horas por
tierra desde Culiacán.
-«Hoy nada más uno, pero ayer había tres, de los mismos… pero
tranquilo», responde dos horas antes del acto presidencial en Guadalupe y
Calvo, donde sí hay presencia militar.