Estrella: (f.) cada uno de
los cuerpos celestes que brillan con luz propia. Hado, destino:
«nació con buena estrella»; alguien muy sobresaliente en su
profesión, especialmente en el mundo del espectáculo.
Veamos si alguna de estas
definiciones aplica al protagonista de Top Gun: Maverick.
El piloto aviador Pete Mitchell (Tom Cruise), mejor conocido como Maverick,
sigue rompiendo récords de velocidad. Este comportamiento audaz le ha impedido
subir de rango en la Marina. Pronto, enfrentará a su pasado.
Llega la esperada secuela al hit de 1986 y es lógico que el pasado, esté
presente. Reverbera con nostalgia haciendo múltiples referencias al filme
original, desde aeroplanos hasta personajes.
Por fortuna, el guion no nada más abreva de la nostalgia, sino que,
inteligentemente, utiliza la tela vintage para confeccionar un vestido nuevo. Se
hilvanan los tejidos narrativos en forma orgánica, sin dejar una sensación
a prefabricado.
Y es que este último año ha estado poblado de homenajes fílmicos; algunos
funcionales, otros torpes en su afán de resucitar personajes. No es el caso.
Esta cualidad orgánica logra trasminar a lo largo del filme, no solo con el
guion, sino también con secuencias de acción genuinamente emocionantes, con una
edición visual y sonora impecables. Sentimos el vértigo del ascenso y el rugir
de los motores no el merengue del CGI, que sepulta a tantas películas.
Y como corazón palpitante de la historia, Tom
Cruise, como el piloto que ha dejado una vida personal en pausa y a la vez,
en eterna búsqueda; un hambre juvenil chispea en sus pupilas.
En una escena, el personaje de Jon Hamm le dice al impetuoso Pete: «sabes
que tu especie caerá en extinción». Y él, revira: «pero no hoy».
Somos afortunados: la estrella de Cruise continúa fulgurando con pasión.
TOP GUN: MAVERICK
Tres estrellas y media
Dirige: Joseph Kosinski
Actúan: Tom Cruise, Jennifer Connelly, Jon Hamm
Duración: 131 min.