A siete años de la desaparición
de su hijo, la señora María Medina Mendoza cree que la Fiscalía General de la
República lo encontró en una fosa clandestina unas semanas después de los
hechos, pero la autoridad no le ha sabido decir dónde están esos restos.
«No hallan la cadena de custodia, los tienen perdidos», afirma.
Su hijo, Aldo Oliver Guerra Medina, fue raptado por el crimen organizado el 20
de diciembre de 2014 en Aldama, Tamaulipas, a donde ahora María sólo regresa
disfrazada, pues está amenazada de muerte.
Ese sábado, Aldo se encontraba trabajando en una tienda, cuando un grupo de
sujetos armados, entre los que iba su amigo Matías Narváez Segura, irrumpió y
lo levantó.
María se enteró de lo que le pasó hasta el día siguiente, entonces pensó que se
trataba de un secuestro, pero los días pasaron sin que tuviera noticias de
Aldo.
El 24 de diciembre presentó una denuncia en la delegación de la entonces
Procuraduría General de la República (PGR), en Tampico.
Ahí, frente al agente del Ministerio Público, recibió una llamada de un número
desconocido:
«Ya sé dónde estás, perra. Te tenemos ubicada. Por andar de panochona
acabamos de matar a tu hijo», le dijo la voz al otro lado del teléfono.
María se puso mal y la llevaron con un doctor, pero continuó con la denuncia.
Unas semanas después, el 10 de enero de 2015, los agentes de la PGR que
indagaban la desaparición de su hijo le pidieron unos documentos.
Ella se ofreció a llevarlos a Tampico, pero los agentes insisten en ir a
Aldama, lo que terminó en una balacera.
El encuentro entre María y los agentes se dio en el restaurante de su hermana.
«En eso se oyen los chillidos de las llantas en la carretera, y empiezan a
bajarse gente armada con pasamontañas.
«Salen dos agentes de la PGR y les dicen: ‘Qué pasó muchachos, somos
Policía de Investigación’, y dicen ellos: ‘Policía de investigación, quién sabe
qué’, y que empieza la balacera», recuerda María
De acuerdo con notas periodísticas de esas fechas, que citan a fuentes de la
PGR, el ataque fue perpetrado por alrededor de 20 sujetos armados que llegaron
en tres camionetas.
Aunque las notas dicen que no hubo muertos, la señora María asegura que sí y
que los criminales se llevaron sus cuerpos.
En el ataque, dos agentes de la PGR fueron «levantados» así como tres
civiles. Otros dos agentes y María lograron escapar.
A pesar del miedo, la mujer creó la asociación civil, «Buscando el camino
hacia encontrarlos, Tamaulipas», donde ya apoya a 139 madres de Aldama que
buscan a sus hijos desaparecidos.
«La mayoría de las personas desaparecidas son hijas, ellas (las que se
acercan por ayuda) son abuelas que tienen nietos (bajo su cargo). Se llevan a
los matrimonios, hay muchos nietos sin padres en Aldama», explica.
María dice que ya se volvió investigadora, perito y hasta ministerio público.
«Después de 7 años me vengo enterando que la misma PGR había empezado a
investigar (…) ellos se enfocaron en los agentes desaparecidos, y en vez de
haberme avisado nunca me dijeron nada. Encontraron unas fosas en Aldama. Estaba
la credencial de mi hijo. La encontraron el 13 de marzo de 2015», señaló.
Desde enero de este año, María solicitó oficialmente a la FGR que le informe
sobre esos hallazgos, pero la dependencia no le ha respondido.