La literatura debe ser peligrosa
y hacer daño.
Una historia debe diseccionar al lector, abrirlo hasta las entrañas para
confrontarlo, hacer que se mire al espejo y se conozca más, advierte en
entrevista el escritor Víctor del Árbol (Barcelona, 1968), quien se encuentra
de visita en la Perla Tapatía como parte de las actividades enmarcadas en el
programa de la Capital Mundial del Libro.
«La literatura, ¿de qué va? Pues de hacer daño, de coger
un bisturí y de abrirte por dentro para ver qué hay ahí. Eso es lo que han
hecho los grandes escritores a lo largo de la historia; los que han perdurado
son los que conectan la experiencia humana con la ficción y la imaginación.
«Cuando se te pone adelante un libro de Julio Cortázar, de Juan Rulfo, de
Carlos Fuentes o de William Shakespeare, lo que te está diciendo es gana tiempo
para ti, aprende a debatir, aprende a saber quién eres; eso hace la verdadera
literatura, por eso es tan peligrosa, por eso es tan poco atractiva para el
poder; un libro que no es peligroso a mí no me interesa», describe.
Del Árbol es el encargado de abrir un ciclo de conferencias magistrales que se
desarrollarán cada mes con el objetivo de acercar a los tapatíos a autores
reconocidos en la escena internacional.
El escritor, que se ha llevado varios de los galardones literarios más
destacados en Europa, como Le Prix Du Polar Européen y el Premio Nadal, contará
sus experiencias con la novela negra, de cómo trabajó 20 años como policía en
Barcelona y cómo, tras la publicación de su aclamada novela La tristeza
del samurái, decidió dedicarse enteramente a las letras.
Clasificado como un escritor del género policiaco, él prefiere huir de las
etiquetas porque constriñen el oficio, asegura, y limitan el panorama; prefiere
calificarse como un autor mestizo que toma de distintos géneros para construir
historias que profundicen en la naturaleza humana, que incomoden.
«La literatura no puede ser complaciente con el lector ni con el poder ni
con nadie; la literatura sólo debe entregarse a la vida, y eso es lo que yo
hago, yo cojo una novela como La tristeza del samurai y lo que
hago es construirte un mundo en el que crees saber quiénes son los buenos y los
malos, pero a lo largo de la historia yo demuestro que te equivocas, porque
siempre juzgamos, fiándonos de las apariencias, creemos saber lo que somos,
pero página a página descubres que te atraen cosas que no te debería
atraer», precisa.
En su visita a Guadalajara, el autor protagonizó ayer la conferencia «La
novela policiaca y los límites de la realidad», llevada a cabo en el
Laboratorio de Artes Variedades, y esta tarde, entre otras actividades,
sostendrá una charla con estudiantes de la Academia de la Policía de
Guadalajara, para contar sus experiencias como detective y escritor.
«Hay un tipo de vivencias que si no las has experimentado es difícil
empatizar con ellas; mi idea es darle a estos estudiantes una visión de la
policía algo diferente a la que les ofrecen en la academia, es hablarles de la
experiencia vital que a mí me llevó a estar 20 años en ese maravilloso oficio y
cómo eso cohabitó durante muchos años con la literatura.
«Ser policía es como tener una atalaya para quien siente curiosidad por la
vida, por saber cómo es la gente fuera de la normalidad, porque sabes cosas que
la mayoría de la gente ni ve ni siente. Por eso pretendo hablar en qué te
convierte el miedo, las decisiones que tomas, cuál es la naturaleza del
poder», advierte el autor, cuya obra ha sido traducido a una decena de
idiomas y ha sido publicado en más de 20 países.
Esta tarde, además, a las 18:30 horas, Del Árbol también estará en la librería
Gonvill de Avenida Chapultepec Sur 150, para sostener un encuentro directo con
sus lectores y firmar libros.