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LA MIRADA INESPERADA DE NADJA MASSÜN

LA MIRADA INESPERADA DE NADJA MASSÜN

El encuentro de Nadja Massün (1963-2022) con la fotografía ocurrió en Oaxaca, en 1999, donde la creadora franco-húngara decidió establecerse y conformar una familia, al lado del también artista Guillermo Olguín.

A través de su mirada captó los sucesivos hallazgos emanados de sus viajes.

La muerte la asaltó este mes, justo cuando trabajaba con los curadores Marco Barrera Bassols y Karen Cheirif en una retrospectiva de su obra que se convertiría en su despedida, titulada Encuentros inesperados, y aunque luchó por llegar a la inauguración, el pasado 13 de mayo en el Museo Archivo de la Fotografía, falleció un par de días antes, aquejada por una enfermedad que en poco tiempo acabó con su salud.

En su última etapa, Massün, nacida en la República Democrática del Congo, donde su padre se desempeñaba como diplomático de la ONU, formaba juegos de pares con sus imágenes que funcionaban a manera de haikús, aunque podría haberlas tomado en momentos y tiempos diferentes.

«La atmósfera, la manera en que registraba las escenas, me hace suponer que tenía un ojo muy educado, por eso inmediatamente crece como fotógrafa», señala en entrevista Barrera Bassols.

Cheirif, por su parte, identifica dos tipos de fotografías en su producción: una donde el sujeto habita el paisaje y otra donde es el tema central de la imagen, generando un «paisaje sicológico».

Sus hijas, Bakuza y Justine, nacidas en Oaxaca, solían ser protagonistas en su obra.

Oaxaca y su contacto con las comunidades indígenas es otro referente en su obra, como se puede constatar en la muestra póstuma, en exhibición en República de Guatemala 34, en el Centro Histórico, hasta el 7 de agosto.

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