A un año del colapso de un tramo de la Línea 12 del Metro, víctimas y familiares regresaron a la zona cero y realizaron una marcha en silencio, mientras que otros acudieron a una misa en la Basílica de Guadalupe.
Al área volvió Marisol Tapia, quien ese día
buscaba el caos a su hijo Brandon Giovanny, de 13 años, con quien acababa de
hablar por celular cinco minutos antes del siniestro y a quien encontró casi 24
horas después como uno de los 26 fallecidos.
«Lo único que le pedimos al Gobierno es que tire esta construcción (de la
Línea 12) y la vuelva a hacer, si es que realmente quiere reparar el daño.
«No hay nada que repare la vida de nuestros familiares, con nada voy a
reparar la vida de mi hijo, pero hoy en día queremos dejar huella y que esto no
vuelva a pasar», dijo entre lágrimas.
Samuel del Águila se unió a la petición para que nadie sufra la pérdida de un
familiar, como él lo vivió con su hijo Immer en el colapso que dejó al menos 98
lesionadas.
Además, buscan poner un memorial las víctimas, resaltó Enrique Bonilla, uno de
los afectados.
«Es para que la gente recuerde que por la culpa de la corrupción nos pasó
esto», señaló.
Pondrán una capilla o un monumento como memorial, de acuerdo con lo que decidan
los afectados, informó el abogado de 14 de las víctimas, Teófilo Benítez.
Colocaron dos cruces de rosas como homenaje a las víctimas, llevaron flores y
guardaron un minuto de silencio entre la estación Tezonco y Olivos, donde cayó
el vagón.
Por la tarde se congregó un pequeño grupo, que marchó, rezó y que luego se
volvió una concentración de cientos de personas que recordaron la tragedia.
«No se olvida, ni se perdona. La corrupción mata», gritaron unas 30
personas que se concentraron en el Metro Culhuacán.
Caminaron durante más de dos horas, entre camiones, unidades del Metrobús y
flanqueados por medio centenar de policías, elementos de Tránsito y
funcionarios capitalinos.
El silencio de su recorrido fue interrumpido por sirenas y reclamos en un
altavoz.
«No queremos volver a escuchar alarmas como ésta, que nos asustó esa noche,
cuando muchos hermanos, hijas, hijos, nunca más volvieron a casa, que no tenían
que haber muerto», expresaban.
Mientras avanzaban, otros grupos de familiares, lesionados y víctimas se
sumaban y llegaron a la zona cero, donde hace un año quedaron colgados dos
vagones en forma de V y de los que decenas fueron rescatados, con y sin vida.
A un costado de la estructura que se partió, nombraron a los 26 fallecidos, uno
por uno, mientras los familiares se conmovían.
Ahí estuvo Yael, quien le prometió a su abuelo Jorge García que lo llevaría al
mar, promesa que nunca podrá cumplir.
«La verdad me siento todavía mal, no puedo sentirme bien al saber que mi
abuelito ya no está. Lo iba a llevar de viaje, lo prometí y ya no pude, por
esto, por este accidente. Lo iba a llevar al mar y ya no pude», dijo.
También pidieron justicia por la muerte de Evaristo Lucas, quien regresaba en
metro de trabajar en la albañilería, y por José Juan Galindo, quien pasaba
cuando la trabe del Metro cayó sobre su auto.
Entre las víctimas estaba doña Agripina Santiago, de 80 años, cuyo sustento era
Evaristo. El Gobierno le prometió un seguro médico y una pensión, pero lamentó
que no llegó.
«Qué dolor siento, porque fue una persona tan buena, pero mira no´mas,
ahora sí ya no se puede hacer nada», indicó.
Ellos pusieron una corona cerca de las cruces de flores de las otras víctimas.
«Dale señor descanso eterno a todos los caídos en este tren», rezó
una mujer.
Jorge García iba en el convoy que se desplomó en Olivos. Regresaba de ver a su
hermana cerca de Lomas Estrella y se dirigía a su hogar, en Valle de Chalco.
Ayer su nieto sostenía una lona en su honor y exigía justicia.
«Horrible, ha sido muy difícil este año. El saber que mi papá tenía una
calidad de vida buena, era una persona muy sana, independiente y saber que por
culpa de gente que por quererse ahorrar unos cuantos pesos mi papá ya no está
conmigo», dijo Hellen Gallegos.
Hellen es hija de René y señaló que no ha tenido paz desde hace un año por el
duelo; además, errores administrativos han hecho que no puedan cobrar ninguna
indemnización.
«Yo lo único que pido es justicia, que haya alguien en la cárcel, que nos
den la cara, que nos den la cara para saber si realmente can a hacer algo o si
no van a hacer nada», agregó.
A los reclamos por justicia se unieron las exigencias de mejorar la movilidad
en la zona, de que autoridades coloquen un antimonumento en honor a las
víctimas y que el desplome no se utilice para fines electorales.
Miriam García diario recuerda a su papá René Jorge García, quien falleció de
manera instantánea durante el colapso, pero ayer lo recordó en durante la misa
en la Basílica de Guadalupe.
Cerca de las 16:00 horas, varios familiares de lesionados y personas que
fallecieron estuvieron presentes en una misa en honor de las víctimas.
Algunos llevaban retratos de sus familiares que murieron, como Miriam.
«Él murió instantáneamente, es como volver a vivir la tragedia, la verdad.
«Yo nada más fui a reconocer el cuerpo, a darle sana sepultura»,
explicó.
El recuerdo de las víctimas estuvo acompañado de un clamor de justicia.
«Sabemos cómo están las leyes aquí, yo nada más pido que esperemos y se
haga justicia y, si no, por lo menos que los destituyan de su puesto, esas
personas que en su momento estuvieron en los proyectos o en los planes del
Metro.
«Del diario, cada (día) tres, lo recuerdo con mucho amor y la verdad sí me
hace mucha falta», detalló Miriam.
Otro de los asistentes fue Benito Alvarado, quien acudió en silla de ruedas con
ayuda, ya que ahora no puede caminar porque sufrió múltiples lesiones y
fracturas durante el colapso.