Al
mostrar los indicadores utilizados para monitorear la pandemia una clara y
sostenida tendencia a la baja, los gobiernos en todas las latitudes van
levantando las restricciones establecidas hace casi dos años con el objetivo de
evitar una mayor propagación del virus que ocasiona la enfermedad que detuvo al
mundo. Nuestro país no es la excepción, tanto el Gobierno federal como los de
varias entidades federativas han decretado el fin de varias medidas y
protocolos sanitarios.
Gobiernos como el de Nuevo León y el de Baja California han ya
anunciado la no obligatoriedad del uso del cubrebocas, retirando dicha medida
no solo de entornos públicos, al aire libre, sino también de espacios cerrados.
Las publicaciones oficiales de dichos estados señalan que son ya opcionales los
cubrebocas en diversos sitios, incluidos los centros de trabajo.
Los mensajes públicos de la reciente liberación del uso del cubrebocas han
puesto a las empresas en un limbo pues no obstante lo anunciado en el ámbito
local, los protocolos federales no han sido actualizados. El acuerdo del
Gobierno federal, publicado a finales de mayo del 2020, fue el que permitió,
tras el confinamiento inicial, la reapertura de una amplia gama de actividades
económicas en nuestro país. Dicho acuerdo continua vigente.
En su momento, y de manera conjunta, la Secretaría del Trabajo y Previsión
Social (STPS), la Secretaría de Economía, la de Salud y el Instituto Mexicano
del Seguro Social (IMSS) emitieron los lineamientos técnicos específicos para
los centros de trabajo. Las empresas, para lograr no solo operar sino también
para evitar clausuras pusieron en práctica los protocolos oficiales. Así pues,
hoy, aunque las medidas locales ya exentan el uso del cubrebocas, las federales
todavía no, y son las segundas las que una inspección de la STPS observará su
cumplimiento.
No es la primera vez que existe discordancia entre los protocolos locales y
federales, durante el tiempo que rigió el semáforo de riesgo epidémico, era
común para las empresas encontrarse con un color del semáforo local distinto al
indicado a nivel federal. Ante esas situaciones muchas empresas optaban por
seguir las medidas que implicaran una mayor protección para la salud de los
trabajadores y evitar así todo tipo de riesgos.
La gestión oficial de la pandemia en México ha tenido claroscuros, por un lado,
han destacado las acciones emprendidas por el IMSS y el rol tan relevante que
tomó durante la pandemia, incluida la emisión de las diversas versiones del
permiso Covid-19, y por el otro lado una comunicación oficial a cargo de la
subsecretaría de salud en las conferencias desde palacio nacional que en muchos
momentos ha quedado a deber, notablemente en cuanto al uso del cubrebocas.
El doctor Hugo López-Gatell, al anunciar hace unos días el fin del semáforo de
riesgo, comentó que el Gobierno federal no anunciaría la no obligatoriedad del
cubrebocas pues ellos nunca lo declararon oficial. ¿Acaso no sabe el
subsecretario que miles de centros de trabajo en el país han seguido al pie de
la letra los lineamientos federales que sí indican su obligatoriedad?
Seguramente en fecha próxima los lineamientos técnicos específicos serán
actualizados, para ahora si reflejar la fase actual de la pandemia, o en el
mejor de los casos para ya comenzar a indicar los protocolos a seguir en la
fase endémica. En tanto eso sucede a las empresas conviene procurar seguir la
medida más conservadora, que privilegie la salud de todas las personas
trabajadoras.