En 1971, una vez que Italia cayó 4 a 1 ante Brasil
en la final del Mundial del año anterior, el cineasta y escritor Pier Paolo
Pasolini, en un artículo, ideó una forma de dividir al deporte de sus amores a
partir de dos estilos: el futbol de poesía y el futbol de prosa.
El primero, como el de Brasil, dependía del
regateo, la fantasía y la creatividad individual de cada crack, y el segundo,
el de la prosa, era sistémico, esquemático y riguroso. De ahí los resultados
desastrosos para su país natal ante el conocido «jogo bonito».
Ésta es apenas una de las muchas reflexiones que
Pasolini dedicó a una de sus pasiones indeclinables, como explicaron los
escritores Juan Villoro y Fabio Morábito este miércoles en El Colegio Nacional.
Con motivo del centenario del autor, que se evocó
el pasado 5 de marzo, en el recinto del Centro Histórico se llevó a cabo la
charla «Futbol de prosa y futbol de poesía», que toma esta división
como forma de entrada al pensamiento futbolístico del italiano, director de
películas como El Evangelio según San Mateo, y su «Trilogía de la
vida», compuesta por sus adaptaciones de El Decamerón, Los cuentos de
Canterbury y Las mil y una noches.
Según recordó Villoro, Pasolini, un comunista
comprometido y campeón militante de la alteridad sexual, veía al cuerpo, sobre
todo al proletario, como uno de los últimos reductos de inocencia en un mundo
industrializado, por lo que el futbol estaba destinado a tomar su atención.
«El futbol es la última representación
sagrada de nuestra época», citó el autor de Dios es redondo al propio
Pasolini, en una entrevista que concedió en 1970.
«Esa carnalidad que él siempre buscó y que le
hizo ver el futbol, justamente, como uno de los últimos rituales sagrados en
donde podíamos tener un respiro frente a la opresión mercantilista que lo
rodeaba por todas partes», concordó después Morábito.
Para el poeta italomexicano, quien es seguidor
acérrimo del Milán, ciudad en la que creció, y traductor de poesía italiana, la
división por géneros literarios expuesta por Pasolini tiene sus fallas, como
pensar que no hay aliento poético en la prosa, pero recuerda que su interés por
el estilo y la semiología lo llevaron a amar el futbol.
«Veía al futbol como un lenguaje autónomo,
con su doble articulación, para retomar la famosa dicotomía del lingüista
(André) Martinet, que funciona con sus códigos, y que, por lo tanto, puede juzgarse
desde un punto de vista estilístico», disertó.
La pasión de Pasolini por ese deporte era tal que,
según recordó Morábito, hay fotos de él jugando futbol en la calle, pero
vestido de traje, que sugieren que le entraba a las «cascaritas» que
se le atravesaran aunque fuera de paso a un evento elegante.
Seguidor del Bolonia hasta su muerte, incluso
cuando pasó gran parte de su vida en Roma, Pasolini incluso reflexionó sobre
por qué es imposible dejar a un equipo por otro
La charla de Villoro y Morábito, con las claves de
Pasolini como guía, generaron una conversación sobre futbol que incluso llevó a
un duelo actual de esta época: entre Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, ¿quién
es el poeta y quién el prosista?
El debate, como la pasión que sentía Pasolini por
el futbol, sigue enardeciendo a los aficionados de todo el mundo.