Pedro Peñaloza
“A los verdugos les reconoce siempre, tienen cara de miedo”.
Jean Paul Sartre
1. Los
datos. AMLO festeja y le llama éxito a su “ratificación”
del 92%, que en términos absolutos representa 16.5 millones de personas. Un
poco más de la mitad de los que lo llevaron a la presidencia de la república en
2018. Sin embargo, 8 de cada 10 ciudadanos, de un total de 92 millones
registrados en el padrón electoral, decidió, por distintos motivos, no ir a las
urnas.
Por otra parte, la
competencia por las cuotas en los estados dejó algunos saldos que seguramente
provocarán reprimendas a los gobernadores por parte de su jefe. Prometieron y
no cumplieron, tal es caso de Claudia Sheinbaum, quien después de su
espectacular mitin, apenas logró que votaran un millón 502 mil 531 personas, el
19.7% total del padrón electoral. Superada por Campeche, 27%; Chiapas, 32%;
Guerrero, 24%; Nayarit, 20%; Oaxaca, 23.5%; Tlaxcala, 24.9%; Veracruz, 26.8%;
Yucatán, 21.1%; y, el caso notable de Tabasco donde se obtuvo el 35.9%. En
contraste, otros, de dominio morenista, como Michoacán, Sonora o Zacatecas
exhibieron cifras relativamente bajas. Por cierto, de muy poco sirvió que el
Secretario de Gobernación fuera a gritonear a las calles de Sonora, esa entidad
apenas aportó el 13.9 % de su padrón.
2. La
soberbia. Dicen los feligreses del señor de Palacio que esos
15 millones superan la votación del PAN y el PRI en 2018, lo cual, bajo una
mirada superficial, es cierto, y que, en consecuencia, con ese voto duro
proyectan con fanfarrias que la elección para 2024 será favorable para Morena.
Esta narrativa tiene un pequeño gran problema: López Obrador no estará en la boleta
y eso cambia sustancialmente el escenario, máxime si tenemos presente que en
los comicios presidenciales los electores personalizan su decisión, dejando en
segundo plano al partido postulante. ¿Se puede afirmar que la candidatura de
Morena -matizando quien sea el elegido- tendría el fuerte atractivo de AMLO?
Que no se confíen, todavía falta ver cómo las pandillas de Morena se despedazan
por los múltiples mendrugos de poder.
3. La
simulación. Lo que presenciamos el domingo pasado fue el mundo
al revés. Los que debieron promover la revocación no lo hicieron y dejaron el
paso para la violación de la constitución por un inmenso batallón de
funcionarios públicos, empezando por el presidente de la república.
Epílogo. Si la
propuesta de reforma eléctrica de AMLO no es aprobada, como todo indica por la
Cámara de Diputados, será una dura derrota para quien se ostenta como el único
dueño del poder político.
pedropenaloza@yahoo.com/Twitter:@pedro_penaloz