Artesanas y
artesanos que se dedican a la lapidaria en el territorio mexiquense mantienen
viva la tradición y aciertan a plasmar reminiscencias del pasado, ya sean
figuras talladas o en vistosos collares con deslumbrantes innovaciones.
La creatividad y el talento en su
elaboración ha pasado de generación en generación, lo que permite a las
familias trabajar la obsidiana, una piedra de herencia prehispánica que la
convierten en piezas artesanales que, además, siguen siendo la base de su
economía, y que principalmente se ubican en el municipio de San Martín de las
Pirámides y en San Francisco Mazapa, municipio de Teotihuacán.
En cada taller emergen piezas únicas
a través de la combinación de piedras semipreciosas que van dando forma a sus
obras, la principal materia prima que utilizan es obsidiana, pero también
piedras como ágata, ópalo, amatista, venturina, jade y ónix, para darle vida a
pisapapeles, fruteros, collares, joyería, objetos de masaje, figuras de ornato
y réplicas de figuras prehispánicas.
Las y los maestros de este arte
implementan diferentes técnicas para su elaboración, desde técnicas del
cincelado con martillo hasta utilizar herramientas para cortar, tallar y pulir
el material.
La Subsecretaría de Turismo, a través
del Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México
(IIFAEM), invita a consumir lo hecho en la entidad a través de sus Tiendas de
Artesanías Casart.
Además, ofrecen ventas en las
plataformas digitales como Amazon, Mercado Libre y por WhatsApp con sólo mandar
un mensaje al 722-148-6220.
Al consumir una artesanía mexiquense
los compradores apoyan directamente a los productores de la entidad.