Toda
revista o publicación deportiva le debe un homenaje a Panenka, un futbolista
internacional checoslovaco que elevó a nivel artístico algo tan simple y
complejo como el lanzamiento de un penalti. Pero detrás de esta gran obra para
la posterioridad hay una historia que merece ser contada, la de Antonín.
Sus
inicios ligados al Bohemians de Praga
Antonín
Panenka nació el 2 de diciembre de 1948 en Praga. Su infancia tuvo lugar en el
barrio de Vinohrady, donde pasó la mayor parte de su tiempo libre jugando al
fútbol. Su padre, un futbolista semiprofesional que solía usar siempre la moto
como medio de transporte, tuvo un accidente que le apartó de los terrenos de
juego. Aquella lesión hizo que le pudiera dedicar mucho más tiempo a su hijo,
Antonin, al que supervisaba en cada sesión de entrenamiento para convertirlo en
un verdadero atleta. Durante la niñez de Antonín, el trabajo formativo de su
padre se complementó con el de su profesor de gimnasia en el colegio, que le
enseñó todo tipo de deportes durante sus años escolares, como voleibol, tenis y
baloncesto entre otros.
La
carrera de Antonín Panenka se inició en las categorías inferiores del FC
Bohemians Praha, fundado originalmente en 1905 como AFK Vršovice, y se vio
seriamente amenazada tras una grave lesión ocular que le obligó a operarse a
los 20 años. En aquella época curiosamente para ganarse bien la vida
compaginaba su carrera como futbolista del Bohemians, con un trabajo en el ČKD
Praha, algo impensable hoy en día.
Panenka
debutó en la 1. Fotbalová Liga la temporada 1967/68, en la que participó en
tres partidos. Marcó su primer gol la temporada siguiente en Ostrava. Antonín
defendió los colores del Bohemians hasta la temporada 1980/81, jugó 230
partidos con la camiseta verde y blanca del equipo de Praga y marcó 76 goles.
Sin embargo, nunca ganó una competición nacional, y su mejor resultado con el
equipo fue un tercer puesto.
Panenka
formó parte de la primera hornada migratoria de futbolistas checoslovacos
Panenka
fue uno de los primeros jugadores checoslovacos a los que se les permitió salir
del país y jugar al fútbol en el extranjero. Esto se debió principalmente al
interés por los jugadores checos, como medallistas en los Campeonatos de Europa
de 1976 y 1980.
La
presión sobre el régimen fue tan fuerte que finalmente se permitió la salida de
los jugadores, pero debían cumplir dos condiciones: tener más de treinta y dos
años y haber jugado más de 50 partidos con la selección. Hubo interés por
Panenka en Suecia, Bélgica y España, pero el oriundo de Praga se trasladó al
club austriaco del Rapid Vienna en 1981.
Allí
cosechó los mayores éxitos de su carrera ganando dos veces la liga austriaca,
tres veces la copa e incluso jugó la final de la Recopa, que el Viena perdió
ante el Everton inglés. Con cinco goles, Panenka se convirtió en el máximo
goleador de la Recopa. En la temporada 1983/84, Panenka fue el máximo goleador
de la liga austriaca. Jugó un total de 127 partidos con el Rapid de Viena y
marcó 63 goles.
Su
trayectoria internacional
Panenka
jugó su primer partido con la camiseta nacional en septiembre de 1973, contra
Escocia, en un encuentro de clasificación para el Mundial. En 1976, participó
en el Campeonato Europeo de Yugoslavia (jugado en Belgrado y Zagreb), donde la
selección checoslovaca ganó sorprendentemente el oro, convirtiendo a Panenka en
una leyenda del fútbol para siempre. Cuatro años más tarde, formó parte del
equipo que se trajo a casa el bronce del Campeonato de Europa en Italia,
venciendo al equipo local en el partido por el tercer puesto. El último gran
torneo de Panenka fue la Copa del Mundo de 1982 en España, donde la selección checoslovaca
no logró pasar de grupo, pero Panenka marcó los dos únicos goles checoslovacos
del torneo. Antonín Panenka jugó 59 partidos con la selección nacional
checoslovaca y marcó un total de 17 goles.
El
momento más famoso de la carrera de Antonín Panenka y uno de los goles más
importantes de la historia del fútbol checo y checoslovaco, llegó en el partido
final de la Eurocopa de 1976 en Yugoslavia entre Checoslovaquia y Alemania
Occidental, que tras un empate a dos se fue a la tanda de penaltis. Tras un
penalti fallado por Uli Hoeneß, Antonín Panenka se dispuso a lanzarlo. Corrió
hacia el penalti y pateó el balón ligeramente hacia el centro de la portería.
El portero estrella Sepp Maier no supo como reaccionar ante lo que vieron sus
ojos. Checoslovaquia se proclamó así campeona de Europa por primera vez.
La gesta
de Panenka, lejos de ser olvidada, sigue siendo homenajeada por más de 25
medios de comunicación de diferentes puntos del planeta que se han «apropiado»
de su nombre a modo de homenaje.