La
invasión rusa de Ucrania ha provocado una escasez mundial de aceite de girasol
que, a su vez, ha llevado los precios de otros aceites comestibles a niveles
récord, afectando a los fabricantes de alimentos y a consumidores ya luchando
contra la inflación.
Ucrania es un importante productor de aceite de girasol y representa más del
47% de las exportaciones mundiales, reporta la firma de investigación Mintec.
Pero los envíos de aceite de girasol -y las semillas utilizadas por
trituradoras en otros lugares- se detuvieron en medio de la guerra, trastocando
el suministro de un producto básico ampliamente utilizado para cocinar y como
ingrediente en productos cotidianos como margarina, mayonesa y pan.
La escasez de aceite de girasol ucraniano ha desencadenado un efecto dominó que
pone de relieve cómo los mercados mundiales de commodities interconectados
están elevando el precio de otros aceites producidos en otros lugares,
incluyendo los que normalmente no se consideran sustitutos del aceite de
girasol.
Esto se suma a los precios ya altos de los aceites comestibles después de malas
cosechas en Canadá y Sudamérica.
«Ya estábamos en medio de un punto de inflexión», dijo Luciano
Chiumiento, director comercial del fabricante italiano de pesto CLAS SpA.,
normalmente un usuario importante de aceite de girasol. «Luego vino la
guerra y todo se volvió más loco».
Los precios mundiales del aceite de girasol registraban a finales de marzo un
aumento del 44% en comparación con el año anterior, mientras que el aceite de
colza había subido 72%, según la firma de datos de mercado Mintec Ltd. El
precio del aceite de soya registró un aumento del 41%, el del aceite de palma
subió 61% y el de oliva 15%. Todos, salvo el aceite de oliva, impusieron
récords de precio en marzo, reporta Mintec.
Al principio, muchos fabricantes de alimentos cambiaron al aceite de colza, el
sustituto más fácil del aceite de girasol, destacó Gary Lewis, director de KTC
Edibles Ltd., un vendedor de aceites para cocinar e ingredientes con sede en el
Reino Unido.
Los precios del aceite de colza cotizados por las trituradoras aumentaron
rápidamente entre un 40% y un 50%, señaló Lewis. Los suministros de colza
pronto también comenzaron a agotarse. Ahora, KTC no vende ni aceite de girasol
ni de colza, dijo, porque no pueden conseguirlos.
«El mundo se está dando cuenta de que no es fácil tomar un commodity
importante como el aceite de girasol y cambiar a una alternativa», agregó
Lewis.
El aceite de girasol es un aceite de cocina popular, pero también un
ingrediente atractivo para productos como mayonesa y margarina, especialmente
en Europa, debido a su sabor relativamente ligero y su amplia disponibilidad.
Usar aceite de palma como sustituto puede ser difícil porque es más denso,
mientras que el aceite de soya aumenta los riesgos de alergia y las
preocupaciones sobre organismos genéticamente modificados, mencionó Albert
McQuaid, director de ciencia y tecnología del fabricante irlandés de
ingredientes Kerry Group PLC.
El aceite de oliva, un producto relativamente caro y de nicho, ha surgido como
un sustituto menos probable, dicen los ejecutivos, pues los precios del aceite
de oliva refinado generalmente tienden a ser cuatro veces más altos que los del
aceite de girasol.
CLAS también está explorando el aceite de colza y el aceite de soya como
posibles alternativas al aceite de girasol, que constituye aproximadamente el
40% de un pesto promedio. Chiumiento dijo que los precios más altos para todos
estos aceites significan que son inevitables los precios más altos en los
estantes.
La empresa ya está lidiando con mayores gastos de energía y transporte, mientras
que el precio de los frascos de vidrio -otro producto que generalmente se
produce en Ucrania- ha subido hasta un 45%, indicó Chiumiento.
Desde el estallido de la guerra en Ucrania, CLAS ha aumentado los precios de
sus pestos entre un 30% y un 50% y necesitaría incrementar los precios hasta un
60% a 70% si mantiene las mismas formulaciones de productos, agregó.
Como más productores sustituyen el aceite de girasol por colza, la Agencia de
Normas Alimentarias (FSA) del Reino Unido realizó evaluaciones de riesgo para
detectar alergias. La agencia mencionó que no anticipa que los cambios en la
etiqueta se realicen tan rápido como los cambios en la formulación, elevando el
riesgo de que algunos consumidores puedan consumir colza sin saberlo. La FSA concluyó
que el riesgo de alergias a la colza es muy bajo.
Las tiendas de comestibles en algunos países europeos, incluyendo Bélgica y
España, han racionado el aceite de girasol, mientras que la cadena de
supermercados británica Iceland informó recientemente que incluiría más aceite
de palma en sus productos.
Ucrania, cuya flor nacional es el girasol, tiene décadas de ser un importante
exportador de aceite extraído de las semillas de la planta. Las casas
comerciales agrícolas globales, como Cargill Inc., Archer Daniels Midland Co. y
Bunge Ltd., invirtieron en puertos, instalaciones para granos y plantas de
procesamiento en el área del Mar Negro desde al menos principios de la década
del 2000.
Desde la guerra, Bunge, ADM y Cargill han suspendido todas sus operaciones de
refinación de girasol en Ucrania.
Gran parte de las exportaciones de aceite de girasol de Ucrania -al igual que
sus considerables embarques de granos- se envían a países en desarrollo, donde
los precios más altos de los alimentos tendrán un impacto enorme en los
consumidores más pobres.
India, por ejemplo, es el mayor importador mundial de aceites comestibles y
obtiene la mayor parte de su aceite de girasol de Ucrania. India también
obtiene su aceite de girasol de Rusia, el segundo exportador más grande del
mundo, que ha dicho que introducirá cuotas de exportación a fines de este mes.
Rusia también ha señalado que prohibiría la exportación de semillas de girasol
y colza desde abril hasta finales de agosto para proteger el suministro interno
al tiempo que aumentan los precios.
A medida que se acerca la temporada de siembra, los productores de EU que ven
una oportunidad en medio de los precios en alza podrían incrementar la
producción de semillas de girasol entre un 30% y un 40%, afirma John Sandbakken,
director de la Asociación Nacional del Girasol. Los productores deberían estar
motivados para cambiar a girasoles de otros cultivos que tienen un precio menos
atractivo, agregó.
Aún así, los analistas no anticipan que ningún aumento en EU alivie significativamente
la presión sobre los precios dado que el país representa una diminuta porción
de las exportaciones y normalmente envía su aceite de girasol a países como
México y Canadá que no dependen de las importaciones ucranianas. La Unión
Europea, Argentina y Turquía son el tercer, cuarto y quinto productor mundial
de aceite de girasol, respectivamente.