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Graban 22 piezas de
diferentes géneros y épocas
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“Quisimos dar a conocer, y
hacer conciencia, que nuestro pasado está presente en la vida cotidiana”:
Lucero Enríquez Rubio, investigadora del IIE
Laura Lucía Romero Mireles
En documentos resguardados en archivos históricos
desconocidos para la mayoría de las personas, algunos en catedrales, se hallan
obras inéditas que forman parte del patrimonio musical de México, que se suman
a otras de tradición oral, varias de las cuales se encuentran al borde de la
extinción.
Por ello, señaló Lucero Enríquez Rubio, del
Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, es importante
registrarlas; difundirlas es la mejor forma de preservarlas y evitar que
mueran.
Gracias al proyecto “El pasado que suena y
resuena”, del Seminario de Música de la Nueva España y el México Independiente
(Musicat), con sede en esa entidad universitaria, y con apoyo de la Fundación
Cultural Grammy Latin, fue posible grabar 22 piezas de diferentes géneros y
épocas –la más antigua data del año 1660, aproximadamente– en diversos lugares
del territorio nacional.
La investigadora recordó que al inicio del trabajo
se planteó rescatar 10 obras musicales y grabarlas en tres videos con una
duración aproximada de seis minutos. El resultado fue un micrositio, disponible
en la página del Seminario (http://www.musicat.unam.mx/), el cual contiene una sonoteca que incluye las pistas originales de
los géneros: alabado, canción cardenche, credo, cuadrillas, oficio de difuntos,
salmo y vals.
También se elaboró un video que lleva el título del
proyecto, en el que se muestra el rescate de tres géneros: credo, alabado y
vals. El primero, se explica, es una declaración de fe; se reza o se canta por
los fieles, el sacerdote o los cantores, y no puede faltar en misa y otros
actos del culto católico.
Tradición oral en Michoacán
En Santa María Ostula, en la costa-sierra de
Michoacán, los cantores de la comunidad son quienes conducen los actos
devocionales con sus cantos litúrgicos y rezos en latín, como hace siglos se
hacía en el entorno de las catedrales. Se trata de una tradición oral
transmitida por generaciones; sin embargo, este saber está en peligro de
desaparecer, a menos que los jóvenes hagan suyo ese patrimonio musical.
Se indica en el video que los alabados surgieron
dedicados al Santísimo Sacramento y a la Inmaculada Concepción; constituyen un
género devocional importante, difundido en el sur de lo que hoy es Estados
Unidos y por América Latina.
Algunos más a la pasión y muerte de Cristo, razón
por la cual se entonan en Semana Santa y también en velorios. Actualmente los
ejecutan los cardencheros (intérpretes a capela del llamado canto cardenche) de
Sapioriz, Durango, en ocasiones como la procesión del silencio o en sepelios.
En el archivo de la Catedral de esa entidad hay
documentos del género que en el pasado se interpretaba dentro de recintos religiosos
y fuera de ellos, como en procesiones, por ejemplo de Corpus Christi.
Para el proyecto del IIE, se entonó, por primera
vez en siglos, el alabado del compositor italiano del siglo XVIII, Santiago
Billoni, a cargo de un coro que se formó únicamente para la investigación, así
como la única obra en español de Francisco López Capillas (1608-1674), cuya
partitura está dañada y tuvo que ser transcrita.
En el material audiovisual además se aborda el
vals, del cual se resguarda más de un centenar de partituras en el archivo de
música de la Catedral de México, casi todas para piano solo, y algunas para
orquesta. Los investigadores encontraron también dos para guitarra.
Ese género tuvo gran difusión en México, donde ha
sido apropiado de diferentes formas: en Teotitlán del Valle, Oaxaca, por
ejemplo, es parte de la Danza de la Pluma, de gran valor ritual, y es
interpretado por las bandas de aliento en diferentes regiones del estado.
La grabación se hizo con una metodología
transdisciplinar, en la que participaron músicos, escritores, cineastas,
videoastas, historiadores, archivistas y fotógrafos, como ocurre en Musicat.
“Nos importaba probar cómo la música del pasado pudo tener reverberación y
seguirse escuchando en la actualidad”, mencionó Enríquez Rubio.
¿Cómo en una comunidad alejada de Michoacán siguen
cantando en latín, tal y como los frailes hicieron después de la Conquista?
“Con este proyecto quisimos dar a conocer y hacer conciencia de que nuestro
pasado está presente en la vida cotidiana a través de la música, que ha tenido
diferentes manifestaciones”, reflexionó.
Con la producción del video, que para el espectador
es un viaje musical, geográfico e histórico, “queremos que el público se
emocione y entienda que esto forma parte del patrimonio cultural de México y
que hay que cuidarlo, difundirlo y conservarlo”, expresó la experta.
El tráiler (https://youtu.be/mJUmiOy3OZY?si=mKxu9ZPiUmo7F9tR) está disponible en la página del Seminario, y ahí mismo se podrá
apreciar el video completo después de su estreno en la sala Carlos Chávez del
Centro Cultural Universitario, a finales de enero de 2024, por lo que la
investigadora pidió al público estar pendiente.
Sólo una muestra
La clavecinista y especialista en música del
periodo barroco detalló que en la sonoteca se pueden apreciar las grabaciones
logradas y también una ficha con datos de la obra (título, autor, año e
intérpretes), así como fuentes y producción.
De ser el caso, también se vincula con más
proyectos de Musicat: catálogos de música, base de datos de actas de cabildo y
otros ramos, libros de coro, la partitura o el manuscrito. “Es todo un paquete
de información disponible para su consulta”.
En Musicat, indicó Enríquez Rubio, están publicados
cuatro catálogos (en línea y de libre acceso) de los papeles y libros de música
del archivo del Cabildo Catedral Metropolitana de Ciudad de México. “Los 2,463
registros contenidos en el catálogo electrónico dan una visión inédita de este
acervo en tanto que abarca desde repertorio litúrgico polifónico hasta bailes
de salón, escenas de ópera y métodos de estudio”, se menciona en la
presentación del documento electrónico.
Son resultado de la dedicación y una labor
meticulosa y profesional. El primer volumen está dedicado a villancicos y
cantadas; el segundo a las vísperas, antífonas, salmos, cánticos y versos
instrumentales; el tercero a maitines, oficios de difuntos, series de
responsorios, invitatorios, lecciones y responsorios individuales; y el cuarto a
himnos, versículos y motetes. “También estamos haciendo el catálogo de los
libros de coro, que son 134, y que estará a disposición del público en el curso
de este año”, anunció la especialista.
Estimó que en dos años se concluirán los volúmenes,
a los cuales se sumarán los correspondientes a las misas, música vocal,
canciones devocionales y ópera, música instrumental e incluso un colofón.
FUENTE: UNAM
Fotos: Francisco Parra.