Por
Aurelio Contreras Moreno
La
violación contumaz de las leyes en que incurre cotidianamente el obradorato en
el poder tiene que ver con una actitud propia de los regímenes autoritarios: la
sensación de que no va a pasar nada, la certeza de la impunidad, que a su vez
se traduce en una grosera soberbia y un cinismo soez.
Las
adelantadísimas campañas que con cargo al erario realizaron gran cantidad de
funcionarios durante por los menos dos años antes de los periodos legales
establecidos, deberían haber sido motivo suficiente para negar el registro de
buena parte de las candidaturas que hoy buscan acceder a nuevos puestos de
poder.
Pero
la realidad es que el sistema electoral que hace poco más de dos décadas abrió
paso a la alternancia en el poder en México y que llegó a ser verdaderamente
ejemplar, hoy ha sido rebasado. Se le ha debilitado a tal grado, que las autoridades
electorales no se atreven a actuar contra los infractores. Menos aún, si son
del bando que se encuentra en el gobierno.
A
lo mucho, se hacen apercibimientos, exhortos o se pide eliminar contenidos de
redes sociales, como fue el caso de este fin de semana, que la Comisión
Permanente de Quejas y Denuncias del Organismo Público Local Electoral de
Veracruz (Oplever) aplicó como medida cautelar al gobernador de Veracruz,
Cuitláhuac García Jiménez, que retirara de sus redes sociales un video en el
que en noviembre del año pasado promovió políticamente a la candidata de Morena
a la gubernatura, Rocío Nahle García, desde las instalaciones de la Casa
Veracruz, la residencia oficial del titular del Ejecutivo estatal. O sea, desde
un inmueble público.
Aunque
la sanción recibió varias críticas por su limitado alcance, pegó duro en el
entorno del gobierno, pues el resolutivo evidenció lo que todo mundo ha visto
hacer a los que dicen que “no son iguales” a “los de antes”: que están abusando
del poder y, en este caso específico, que se incurrió en “la vulneración de los
principios de imparcialidad y equidad de la contienda electoral”. En otras
palabras, que la principal autoridad en la entidad cometió un delito, secundado
por quien aspira a sucederlo.
No
ha sido ése el único ni el más grave de los excesos que han perpetrado. Tan
solo la semana pasada, durante el cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum en
Poza Rica, el operativo de acarreo fue grotesco, solo superado por la
chabacanería con que los funcionarios estatales y municipales se pasaron la ley
por el “arco del triunfo” y desviaron recursos para el acto de proselitismo
electoral de la abanderada de Morena a la presidencia.
El
subsecretario de Infraestructura Fernando Elías Guevara –un junior metido a
político, nieto del ex alcalde priista de Poza Rica Jorge Elías Rodríguez-,
invitó al mitin de Sheinbaum en horario laboral y por supuesto, estuvo presente
en el acto que se celebró también en día y horario de trabajo. Como él, gran
cantidad de funcionarios y trabajadores de la Secretaría de Educación de
Veracruz acudieron a la “grilla”. Y ni siquiera lo intentaron ocultar: sobran
imágenes que ellos mismos se encargaron de publicar en redes sociales.
No
se quedó en eso. Fue descarado el uso de vehículos oficiales del Ayuntamiento
de Poza Rica y hasta del Ejército para la logística y el acarreo de personas.
Todo expuesto en tiempo real en redes sociales, mientras los delincuentes
electorales se daban vuelo violando la ley.
¿Pasará
algo con estos delitos electorales, que la legislación vigente ya considera
como graves, o sea, meritorios de prisión? Difícilmente. Si se aplicase la ley
tal cual, las candidaturas de Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle correrían el
riesgo real de ser anuladas. ¿Alguno de los árbitros de la elección se va a
“aventar ese trompo a la uña”? No se ve cómo pueda suceder.
La
involución que ha representado el obradorato tiene en la vertiente electoral
una de sus muestras más dolorosas, por todo lo que le costó a México llegar a
tener elecciones libres y que, de seguir por este camino, nos retrocederá a la
infame “dictadura perfecta” de la que habló Mario Vargas Llosa hace más de 30
años.
De
ese tamaño es el retroceso. Y todavía se enojan si los exhiben como lo que son:
unos vulgares “mapaches”.
Acoso, amenaza y
ataques constantes
Las
presiones del obradorato que llevaron a la salida de Azucena Uresti de su
espacio televisivo en Milenio son una muestra del endurecimiento del régimen de
cara a las elecciones. Y un augurio de lo que sucederá en México si se hacen de
todo el poder.
Email: aureliocontreras@gmail.com
X: @yeyocontreras