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Más
que buscador de imágenes, era un buscador de los contrastes sociales, era un
buscador de la fisiología de México, dijo el autor durante la presentación del
volumen en el Palacio de Bellas Artes
Ciudad de México, 20
de octubre. – La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto
Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) presentaron el libro Rodrigo
Moya. México, en el área de Murales del Palacio de Bellas Artes, como un reconocimiento
a la amplia trayectoria del fotógrafo mexicano Rodrigo Moya y quien
recientemente obtuvo el Premio Antonio García Cubas 2022 en la categoría de
Libro de arte.
La obra consta de
250 imágenes, entre fotografías y material hemerográfico, compartido por el
Museo Amparo y que fueron presentadas en las exposiciones celebradas en el
Centro de la Imagen (23 de mayo al 30 de septiembre) y en el Museo del Palacio
de Bellas Artes (30 de mayo al 25 de agosto de 2019), proyecto editorial
consolidado con el apoyo de la Fundación Jenkins, en colaboración con el Museo
Amparo.
Acompañado de
familiares, amigos y visitantes al Palacio de Bellas Artes, Rodrigo Moya
reconoció que hay muchos fotógrafos buenos en México, hay otros
sobrevalorados”, pero “mi condición esencial como fotógrafo fue haber sido un
fotógrafo con conciencia social”.
Durante el evento,
que se llevó a cabo la tarde del miércoles 19 de octubre, en el Palacio de Bellas
Artes, Moya expresó: Me siento, por una parte, privilegiado, agradecido y, por
otra, lo quiero decir francamente, un poco incómodo, porque, como dicen, ‘no
hay que poner tanta crema a los tacos’.
“Creo que mis
fotos sí tenían una búsqueda constante, pero más que buscador de imágenes, era
un buscador de los contrastes sociales, era un buscador de la fisiología de
México y de la fisiología económica de nuestros países.
“Esto era lo que
mayormente ocupaba mi atención y mi inteligencia: no hacer el ángulo adecuado,
colocarme en cierta forma, claro que eso se hace instintivamente, un fotógrafo
ya de cierta experiencia lo tiene automáticamente, buscamos el mejor lugar, el
mejor ángulo casi a la velocidad del obturador, pero hay una conciencia, hay
una forma de pensar, hay una forma de ver el mundo y de eso casi no hemos dicho
nada”.
Sobre la
publicación, la cual fue galardonada en la XXIV edición del Premio Antonio
García Cubas 2022, expresó: la presentación de este libro creo que es el acto
generado por la fotografía, hasta ahora, más importante de mi vida.
Por su parte, la
curadora de la muestra, coeditora y especialista del Instituto de
Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Laura
González, resaltó que la tesis tanto de la exposición como del libro “es que la
fotografía de Rodrigo Moya es una construcción compleja y que no es visible a
simple vista.
“Eso que se nos
muestra muy agradablemente por medio de una estética impecable refiere a la
cuestión documental. La antítesis es que en esas imágenes, semiocultos, hay
elementos que giran la imagen de sentido y la vuelven muy compleja.
“Pueden ser
pequeños personajes o letreros, algo en el encuadre o el punto de vista, lo que
vuelven a la imagen dialéctica, donde hay una lucha de opuestos que se
convierten en una construcción compleja en su sentido y representación de lo
que era y es México”.
Para la
investigadora, el libro armoniza dos Rodrigo Moya y tres archivos, en clara
alusión al joven Rodrigo Moya, etapa en que desarrolla la fotografía de prensa,
cuyo archivo perdura en varias revistas donde colaboró y dan cuenta de la
amplitud de su proyecto fotográfico, el cual abandona entre 1968 y 1969.
El segundo archivo
reencuentra a un Rodrigo Moya maduro, con otras ideas, con un rigor de editor y
que vuelve a esos negativos de 30 años antes y los relee desde la intención
estética.
Detalló que el
volumen está organizado de forma temática: en primer momento aparecen fotos que
dan cuenta de la Ciudad de México en los años sesenta; en un segundo instante
hay fotos que se publicaron para el libro México, en el cual colaboró con
Salvador Novo, y en el que el poeta solo quería imágenes de espacios urbanos y
el fotógrafo introduce imágenes que dan cuenta del descontento social; en un tercero
aparecen algunas fotos de escena, las cuales, agregó, faltan investigarse más.
En tanto, Juan
Manuel Aurrecoechea hizo un recorrido por diferentes imágenes contenidas en el
libro, como Limpia vidrios (1960), “donde su autor documenta la tensión entre
la geografía de los edificios de acero y los trabajadores que limpian sus
cristales, colgados de frágiles cables, sin ningún tipo de protección como si
sus vidas no valieran nada.
“Moya comentó que
tomó la fotografía pensando no en el edificio ni en la composición perfecta de
la imagen, sino preguntándose cuál sería el salario de esos tres hombres que
limpian el inmueble de una empresa”.
El también
historiador resaltó que hay muchos Moyas, además de reportero gráfico, fue un
filósofo de las imágenes, un documentalista, un retratista, un fotógrafo de
teatro, de combate, fotógrafo por encargo, obrero de la lente, fotógrafo del
gol de cámara y el poeta de la imagen, “por solo mencionar algunos de los
muchos campos de la fotografía en los que incursionó Rodrigo”.
Al acto también
asistieron la editora del libro, Evelyn Useda Miranda y la directora de
Comunicación de la Fundación Jenkins, Alejandra Lerdo de Tejada.
La coordinación
editorial estuvo a cargo de Laura González Flores, Evelyn Useda Miranda y
Janeth Delgado Rodríguez. El libro incluye una entrevista con el artista, una
línea del tiempo, una biblio-hemerografía de sus imágenes publicadas en
revistas ilustradas, así como los textos de Laura González, Juan Manuel
Aurrecoechea y Humberto Musacchio, en los que las fotografías de Rodrigo Moya,
producidas entre el periodo de 1955 a 1968, son analizadas bajo su contexto
histórico y cultural.
El ejemplar podrá
ser adquirido en la tienda del museo, ubicada en la planta baja del recinto, en
un horario de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas; y también en el sitio
web de Amigos del Museo del Palacio de Bellas Artes (https://ampba.org/).