Ciudad de México 2 de octubre 2022.- “2 de octubre no
se olvida”, a 54 años de distancia este grito sigue se sigue escuchando entre
los manifestantes que se reúnen para recordar a los caídos y sus causas. La
matanza de Tlatelolco es los peores actos de barbarie en la historia de México,
ya que, por orden del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, elementos
del batallón Olimpia del ejército mexicano abrió fuego contra estudiantes que
se manifestaban en la Plaza de las Tres Culturas.
El
movimiento estudiantil de 1968 en México se gestó dos meses antes del genocidio
en Tlatelolco, el 22 de julio durante una pelea de estudiantes de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico
Nacional (IPN) en la Ciudadela, escuela Vocacional ubicada en Balderas. La
campal fue disuelta violentamente por el Grupo de Granaderos del Distrito
Federal, lo que desató una ola de protestas por el abuso policial cometido
contra los jóvenes. Esto provocó que policías y militares resguardaran las
instalaciones de la UNAM y el IPN.
Fueron más de dos meses de protestas a las cuales
incluso se sumó el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, quien marchó codo con
codo junto a sus estudiantes para exigir la salida de los militares de Ciudad universitaria
y defender la autonomía universitaria. Durante este tiempo dos meses se gestó
el Consejo Nacional de Huelga (CNH), con marchas y manifestaciones de
inconformidad por la falta de oportunidades de estudio, trabajo, y formas
democráticas en el sistema mexicano, se fueron sumando causas ganado adeptos entre
la población, convocaron a marchar el 2 de octubre, días antes de la
inauguración de los Juegos Olímpicos de México 1968.
Comienzan las negociaciones
La
convocatoria era para congregarse en un mitin y luego hacer una marcha de la
Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, hacia el Casco de Santo Tomás del
IPN, instalaciones que estaban tomadas por el Ejército.
Sin
embargo, esta se canceló luego de que Luis González de Alba, Gilberto Guevara
Niebla y Anselmo Muñoz, miembros del CNH, se reunieran cerca de las 09:00 horas
del 2 de octubre para negociar con el gobierno.
Militares infiltrados y escondidos
Pese a las
negociaciones, ya se desplegaba un operativo con militares encubiertos y
vestidos de civil en la Plaza de las Tres Culturas; los efectivos castrenses y
francotiradores se resguardaron en azoteas y edificios, todos bajo las órdenes
de Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial (EMP) y de
Marcelino Barragán, quien comandaba al Batallón Olimpia.
El inicio de la tragedia
Los
estudiantes y demás manifestantes comienzan a llegar a la Plaza de las Tres Culturas;
a ciencia cierta no se sabe cuántas personas se congregaron en Tlatelolco, pero
se estima que eran más de 10 mil.
Desde ese
momento y hasta minutos antes de las 18:00 horas, oradores toman la palabra y
se dirigen a los asistentes.
Se encienden dos bengalas
Tras casi
dos horas de iniciado el mitin, el cielo de Tlatelolco se ilumino por dos
bengalas que lanzó un helicóptero del Ejército, una verde y la otra roja; esa
era la señal para comenzar con la matanza del 2 de octubre de 1968.
Una fila
de militares, acompañada por tanquetas y vehículos de asalto, entró a la Plaza
de las Tres Culturas; a ellos se sumaron miembros del Ejército, de la Dirección
Federal de Seguridad, de la Policía Judicial Federal y del Servicio Secreto.
Luego
comenzaron los disparos. La gente corría despavorida, no sólo eran estudiantes,
había niños, mujeres, profesores, vendedores y hasta algunos curiosos que se
habían acercado a ver qué pasaba.
Fueron más de dos meses de protestas a las cuales
incluso se sumó el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, quien marchó con
sus estudiantes para exigir la salida de los militares; justo en esos meses se
gestó el Consejo Nacional de Huelga (CNH), quienes convocaron a marchar el 2 de
octubre, días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de México 1968.
2 de octubre 1968
Comienzan las negociaciones
La
convocatoria era para congregarse en un mitin y luego hacer una marcha de la
Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, hacia el Casco de Santo Tomás del
IPN, instalaciones que estaban tomadas por el Ejército.
Sin
embargo, esta se canceló luego de que Luis González de Alba, Gilberto Guevara
Niebla y Anselmo Muñoz, miembros del CNH, se reunieran cerca de las 09:00 horas
del 2 de octubre para negociar con el gobierno.
Militares infiltrados y escondidos
Pese a las
negociaciones, ya se desplegaba un operativo con militares encubiertos y
vestidos de civil en la Plaza de las Tres Culturas; los efectivos castrenses y
francotiradores se resguardaron en azoteas y edificios, todos bajo las órdenes
de Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor Presidencial (EMP) y de
Marcelino Barragán, quien comandaba al Batallón Olimpia.
El inicio de la tragedia
Los
estudiantes y demás manifestantes comienzan a llegar a la Plaza de las Tres
Culturas; a ciencia cierta no se sabe cuántas personas se congregaron en
Tlatelolco, pero se estima que eran más de 10 mil.
Desde ese
momento y hasta minutos antes de las 18:00 horas, oradores toman la palabra y
se dirigen a los asistentes.
Se encienden dos bengalas
Tras casi
dos horas de iniciado el mitin, el cielo de Tlatelolco se ilumino por dos
bengalas que lanzó un helicóptero del Ejército, una verde y la otra roja; esa
era la señal para comenzar con la matanza del 2 de octubre de 1968.
Una fila
de militares, acompañada por tanquetas y vehículos de asalto, entró a la Plaza
de las Tres Culturas; a ellos se sumaron miembros del Ejército, de la Dirección
Federal de Seguridad, de la Policía Judicial Federal y del Servicio Secreto.
Luego
comenzaron los disparos. La gente corría despavorida, no sólo eran estudiantes,
había niños, mujeres, profesores, vendedores y hasta algunos curiosos que se
habían acercado a ver qué pasaba.